Tecnología de EEUU al servicio de la represión china
A nadie se escapa que China es un país tecnológicamente puntero cuyos avances están en gran medida financiados y explotados por su gobierno. Sin embargo, una exhaustiva investigación llevada a cabo por Associated Press (AP) ha revelado que durante los últimos 25 años las empresas tecnológicas de EEUU se han hecho de oro a costa de los derechos humanos. La información revela la participación activa del Silicon Valley en el diseño y fabricación de la tecnología que ha permitido a China desplegar su Gran Hermano estatal con el que vigila, controla y reprime a periodistas, activistas de derechos humanos, disidentes o minorías étnicas.
Las grandes tecnológicas estadounidenses se han estado embolsando miles de millones de dólares gracias a proveer de sus productos al gobierno, la policía y las empresas de vigilancia chinas. Durante años, el discurso político de Washington ha estado cargado de acusaciones hacia Pekín por sus políticas represoras con quienes son considerados una amenaza para el gobierno. Como sucede con Europa, no hay vulneración de derechos humanos lo suficientemente grave como para afectar definitivamente a las relaciones comerciales. Cosa distinta es que, en este caso y según revela AP, desde el Silicon Valley se estaba suministrado la tecnología que posibilita esa vulneración de libertades civiles.
No se trata de pequeñas start-ups (empresas de nuevo cuño puestas en marcha por emprendedores), sino de referencias mundiales como IBM o Dell. En el caso de la primera, la información de AP detalla cómo colaboró con la empresa china Huadi para desarrollar el conocido como Escudo Dorado, sistema con el que la policía china censura internet y reprime desde presuntos terroristas a aldeanos problemáticos. Dell, por su parte, también ha colaborado directamente con empresas chinas para el desarrollo de un ordenador portátil rugerizado (resistente a golpes, polvo, agua…) capaz de identificar todas las razas gracias a la incorporación de Inteligencia Artificial (IA).
Tal y como publicitaba en WeChat, la popular aplicación china de mensajería y redes sociales, mediante la implantación de la IA de Yitu Technology era posible acceder a servicios de reconocimiento y comparación facial de alta precisión, con funcionalidades de análisis inteligente de imágenes y vídeo en tiempo real que van desde el análisis estructurado de vídeo a la reidentificación de personas.
En su investigación, AP ha descubierto que tras el escándalo en 2018 del campo de concentración masivo que recluía a más de un millón de integrantes de la minoría musulmana de los uigures en la región Xinjiang y las posteriores sanciones de Europa, los negocios en esta materia entre EEUU y China se han relajado, en parte debido al peso de la opinión pública y a las restricciones impuestas. Esto ha propiciado que en muchos casos China tome el relevo aprovechando el impulso que las empresas estadounidenses le han dado durante el último cuarto de siglo. Tanto es así que ahora es proveedora de este tipo de sistemas a países como Irán y Rusia, afirma AP.
Sin embargo, la empresa de moda en IA, esto es, Nvidia también se ha visto envuelta en la polémica a costa de sus chips para IA comercializados en China. Aunque en la actualidad la compañía niega mantener cualquier relación con empresas de videovigilancia chinas, hace apenas tres años admitió que sus chips eran usados para entrenar drones, así como para sistemas de patrullaje con IA para identificar a las personas, incluso, por su forma de caminar.
Seagate, Intel, Motorola, HP, Cisco, Oracle, Esri, Amazon o Microsoft son otras de las compañías citadas por la información de AP que, de un modo otro, hacen negocio con el Gran Hermano de Pekín. Obviamente, es importante destacar que la responsabilidad sobre el uso que se hace de la tecnología no recae sobre su fabricante, pero ¿qué sucede cuando sí se colabora conscientemente o, incluso, se utilizan los argumentos y el vocabulario del aparato policial en su material publicitario?
En el extenso reportaje de AP quedan en evidencia unas cuantas de estas compañías, así como las diferentes Administraciones que han pasado durante ese periodo por la Casa Blanca. Mientras se enfrentan comercial y políticamente a China, los gobiernos, ya sean demócratas o republicanos, no se han molestado en cerrar las lagunas legales de su ordenamiento para impedir que tecnología estadounidense termine conscientemente al servicio de la vulneración de derechos humanos. Es el mercado amigos, que acostumbra a decirse, sin que mientras tanto se hayan actualizado convenientemente las restricciones a la importación de bienes militares y policiales desde la masacre de Tiananmen de 1989, cuando ni siquiera habían aparecido innovaciones de uso común en la policía hoy en día.
(Artículo en Público)
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