El cristiano perseguido

Hoy ve la luz mi artículo "Tú no eres mi padre, es Dios" en el diario Público, ahondando en el posible conflicto que puede surgir cuando chocan las asignaturas de religión y ciencias a la hora a de abordar materias como el origen del hombre. En pleno bicentenario del nacimiento de Darwin, el creacionismo y el evolucionismo tienen en España sus puntos de fricción, sin llegar a escalarse tanto el debate como en EEUU.
Durante la realización del reportaje y las numerosas entrevistas que realicé para sustentarlas, una de las cosas que más me llamaron la atención -pero no era objeto del artículo- fue la sensación de persecución que tiene la comunidad cristiana. Numerosas madres de alumnos en colegios religiosos, además de negar el conflicto entre ambos planteamientos -considerándolos complementarios-, me explicaron cómo sus hijos son objeto en muchas ocasiones de burlas e insultos por parte de los niños ateos, si es que esta expresión tiene sentido... digamos, mejor, hijos de padres ateos. Una de las madres aseguraba que, "además de ser la comunidad menos conflictiva, los cristianos somos los más tolerantes".

Este tipo de aseveraciones uno, como periodista, siempre trata de verlas desde la distancia, dando un paso atrás para no combinarlas con sus propios juicios de valor. Pero quizás tenga razón esa madre; leyendo los comentarios a la noticia en la web de Público, es cierto que alguno de ellos es ofensivo. Es posible que, descontentos por la que muchos consideran destestables actuaciones de la Iglesia, bien por su discriminación a los homosexuales, su impasividad por muertes de SIDA en África mientras se oponen al uso de los anticonceptivos o por sus múltiples casos de pederastia sin condena, se meta equivocadamente a los cristianos en el mismo saco. Muchos cristianos son los más duros críticos de la Iglesia como institución, y defienden el concepto 'Iglesia' como comunidad cristiana.

Es posible que, efectivamente, corran tiempos difíciles para los cristianos, víctima de cierta corrupción, cierto tufillo a fanatismo por parte de sus máximos representantes y, por su puesto, cierta ignorancia de los que no somos parte de esa comunidad. Creer, por ejemplo, que la asignatura de religión es únicamente una extensión de la liturgia de la misa es una gran error, puesto que tocan otros puntos, otras religiones, incluso, algo de filosofía. Puede ser, incluso, que como dicen las madres de esos alumnos cristianos, "enseñen valores cristianos, pero que son universales, dando lugar a mejores personas". Es posible pero, apoyándose en esos valores, deberían recordar que su acto de fe es para con su Dios, no con su Iglesia, a la que deben criticar, cuestionar y sancionar cuando sea preciso. De lo contrario, seguirán siendo víctima de esa supuesta persecución, a cuyos perseguidores en absoluto disculpo.

Mientras no se ponga remedio a eso, seguirá siendo complicado admitir en foro público que se es critiano practicante.
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