Periodistas... ¿dónde estamos?

Hoy, a las 13.00 horas, cientos de periodistas nos hemos concentrado en Madrid para reclamar dignidad en la profesión. Hay que admitir que esta cifra de participantes, escuchada en diversos medios en la cobertura posterior, ha sido 'mimada' por los compañeros, porque no creo que hayamos sido tantos. Efectivamente, es desalentador ver, una vez más, que los que componemos esta profesión, bien por espíritus libres, bien por mentes dispersas o, permítanme la expresión, por 'perros', no solemos dar demasiadas muestras de solidaridad. Y hoy tampoco.
Éramos mucho menos de los que debíamos estar ahí, tanto por parte de los compañeros despedidos -sólo los chicos de ADN.es cobraron protagonismo-, de los que están en activo, de los estudiantes que tienen mucho que decir y, por supuesto, de tanto busto parlante y plumilla de pro que, con alguna excepción -muy contada-, deben de estar muy cómodamente sentados en sus sillones, llenándose los bolsillos a costa de los becarios y, claro está, sin querer arriesgar su estatus acudiendo a una "concentracioncilla". Qué vergüenza.
La imagen tierna de la concentración la protagonizó una niña, a hombros de su padre periodista, que portaba desde lo alto un cartel en el que pedía que alguién le dé una razón para ser periodista. Es una pena, que ya no sólo por la cantidad de los despidos que se están produciendo, sino por la enorme precariedad que se concita en esta profesión, no haya habido más asistentes.
En un principio se iba a haber celebrado ayer viernes y, precisamente, se pasó a hoy sábado para que pudieran acudir más compañeros que estén trabajando. El sol, la hora del aperitivo o qué sé yo ha minado la concentración. Sospecho que también se ha dado una buena dosis de, como dice el refranero, "sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena". Pues que nadie olvide que la tortilla da la vuelta cuando uno menos se lo espera, sobre todo cuando muchos de los gestores actuales de los medios de comunicación no están a la altura de las circunstancias, como es el caso.
A veces sueño con una huelga general... ¿Se imaginan un día sin periódicos, sin radio, sin informativos en TV? Eso, quizás, cambiaría algunas cosas.
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