Comerciando salud

Resulta inquietante saber que los más pequeños son los más expuestos a las infecciones, a las enfermedades que nos acechan constantemente. Y lo son porque sus defensas aún se están reagrupando a diferencia de los adultos, que ya las tienen en perfecta formación, aunque de vez en cuando aparezca un patógeno que nos pilla por la retaguardia, como la gripe A.

Pero, tal y como expongo en el artículo de Público de hoy, resulta aún más inquietante que a la indefensión congénita de los menores de dos años tengamos que sumar que la mayor parte de los antibióticos del mercado no están estudiados pensando en su aplicación a menores de cinco años. Haga la prueba. Acuda a su botiquín y lea varios prospectos de las medicinas que tiene allí apiladas. Ya que va, por cierto, aparte a un lado los caducados, que a buen seguro que son unos cuantos, y llévelos a la farmacia en su próxima visita. Si lee con atención las instrucciones de posología verá que, en la mayoría de los casos, los efectos secundarios y las reacciones están indicadas para niños a patir de cinco años. ¿Qué sucede con los menores?

Sencillamente, no se describen los efectos porque en realidad no se han realizado los debidos estudios clínicos. Es una pena que los laboratorios farmacéuticos no cubran esta parte y sea labor de los pediatras 'jugársela' a la hora de recetar un medicamento, sopesando si los beneficios que aporta compensa los riesgos potenciales de alguna contraindicación. Pero hasta ahora, así ha sido. El doctor Félix Omeñaca, médico del Servicio de Neonatología del Hospital La Paz de Madrid, me lo contaba con cierta preocupación en una charla reciente con motivo de la presentación dos estudios que ha llevado a cabo.

Dos estudios éstos referidos a vacunas, que contribuirán a vacunar con más seguridad no sólo a los menores de dos años, sino a los bebés prematuros, para los que hasta la fecha no existían garantías de seguridad en las vacunaciones y, gracias a los equipos liderados por el doctor Omeñaca, sí las habrá en lo que se refiere a las vacunas frente al neumococo (meningitis, neumonía, otitis del oído medio...) y el rotavirus (diarrea).

Resulta paradójico que los laboratorios farmacéuticos no cubran estos estudios que, en definitiva, van dirigidos a sus futuros clientes. Y digo clientes porque a fin de cuentas, un laboratorio famarcéutico comercia salud, ¿no es así? Quizás, el modelo está mal planteado. Quizás en lugar de tener el ejército de funcionarios que tiene el Estado, buena parte de éstos deberían ser investigadores que asumieran el trabajo de los laboratorios. ¿No es una pena que ante una enfermedad los laboratorios farmacéuticos desarrollen investigaciones paralelas, en su carrera por ser los primeros en descubrir la vacuna y hacerse ricos? ¿No sería mejor aunar esfuerzos? Quizás el Estado debería asumir esa función.

Es gracioso. Hace unos días charlaba con una responsable de uno de estos laboratorios y cuando hablaba de sus acciones en África en cooperación con las ONGs sacaba a la luz la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Y digo yo, ¿acaso TODO lo que hace un laboratorio farmecéutico no es RSC?

Estas son las bofetadas que, de vez en cuando, me devuelven a la realidad y aún me hacen sentir idealista.
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2 comentarios

  1. hOLA, ME HA HECHO GRAICA ESO DELA LEGION DE FUNCIONARIOS. LA FUNCION PUBLICA ESTÁ DE CAPA ACAIDA Y CADA VEZ HAY MENOS, SI EL ESTADO DEBERÍA HACER MUCHAS COSAS, PERO CADA VEZ HACE MENOS, SALVO, QUIZÁ, SUFRAGAR EMPRESAS PRIVADAS, QUE TIENEN INTERESES PRIVADOS, NO PÚBLICOS. lO DE LOSLABORATORIOS NO TIENE NOMBRE, BUENO SI FORRARSE DE MANERA HIPERDEPROPORCIONADA GRACIAS A LA SALUD DE LA POBLACIÓN, SI INCLUSO SE INVENTAN ENFERMEDADES Y, POR SUPUESTO GRACIAS A ELLOS TENEMOS LA SOLUCION A PRSIO DE ORO. eS LA CULTURA DE LA PASTILLA, "TODO SE PUEDE CURAR CON UNA PASTILLA", bUENO QUE ME ENRROLLO CHAO. pOR CIERTO SOY MÉDICO Y PRIMO DE fÉLIX OMEÑACA.

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  2. Hola, Antonio, tienes toda la razón. A veces peco a la hora de hablar de funcionarios, pensando sólo en los de cuello blanco, esos de ventanilla o despacho, olvidando que un médico, por ejemplo, también lo eso. Mea culpa. Pero me refería a eso, precisamente, a que la Sanidad pública, por mucho que nos quieran vender, está maltratada por el Estado y por mucho que vosotros queráis, es imposible prestar siempre el servicio que uno deseara para con el paciente.
    En cuanto a la cultura de la pastilla, también te doy toda la razón. A menudo, cuando leo cifras de drogodependientes y veo a la señora del barrio de Salamanca de al lado, escandalizándose, me preguntó si ella no debería engrosar esas cifras, con sus valiums y sus prozac de turno...
    Saludos y gracias por el tirón de orejas :D

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