De casinos e hinchas políticos

Leía esta mañana un interesante artículo sobre el juego y los casinos en EEUU, una industria que mueve 90.000 millones de dólares. ¿El secreto? El marketing, que es estudiado minuciosamente.
Así, en los casinos saben que los clientes adultos gastarán cerca de 8 a 10 dólares en una entrada, además del refresco y las palomitas, y después volverán a casa. Pero, ¿saben a priori quiénes de estos adultos perderán más dinero? ¿O cómo repartirán sus apuestas por las mesas? La cuestión no es baladí, porque sólo los casinos, según la American Gaming Association, suponen un negocio cerca de 59.000 millones de dólares.

Pues tres profesores -dos de Wharton, y otro de la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York,- han intentando crear un modelo matemático para intentar predecirlo. El estudio “Modelo de apropiación de la renta de los jugadores de casinos” (A Model for Gamers' Revenue in Casinos) combina factores como la frecuencia con que el jugador va al casino, el total de sus apuestas y la distribución de las apuestas en las mesas de juego en relación a las máquinas.

Entre las conclusiones extraídas destacan que las mujeres juegan más a las máquinas que a los juegos de mesa como el blackjack, y que los hombres son más habilidosos en los juegos de mesa que las mujeres.

Se ha sugerido aplicar este mismo modelo a otros negocios en los que sea preciso identificar de antemano el comportamiento de los clientes. ¿Aplicaciones? Pues que los gerentes de hoteles a comercialicen de forma más inteligente la utilización de mini bares o de centros de negocios o que las empresas de alquiler de vehículos trabajen con productos que generan costes adicionales, como unidades de GPS y radios veía satélite.

¿Se imagan estas técnicas aplicadas a la política? Ya sé que es complicado, pero hagan el ejercicio de imaginar al equipo de Zapatero o de Rajoy con modelos matemáticos, tratando de prever si la señora Paca votará otra vez al PSOE, como su marido, o si Carlitos, en sus primeras elecciones, seguirá a ciegas el voto de su padre al PP. En otros países es posible que hicieran falta este modelos en España no. Aquí, por alguna extraña razón, somos hinchas políticos. Del mismo modo que si eres del Real Madrid -inquietante expresión para los madridistas ante la posibilidad de ser otra posesión de Florentino-, lo eres para toda la vida, si votas a un determinado partido, habrás de hacerlo hasta el fin de los días.

Por alguna extraña razón, confiamos ciegamente al partido de referencia, por mucho que nos haya defraudado. A diferencia de lo que sucede en EEUU o Reino Unido -que se lo digan a Brown estos días-, no damos nuestro voto a la oposición ante un escándalo de corrupción de nuestro partido de toda la vida, por ejemplo. No es lo común, sería como traicionar nuestros principios... esos mismos que toleran el fraude, la incompetencia... porque de otro modo no se entiende esa fe ciega...

¿Y por qué sucede esto? Hala, matemáticos, a trabajar...
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2 comentarios

  1. hay esperanzas, ¿por algo perdió el PP en 2004 no?

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  2. Eso es lo último que se pierde, aunque a mi me vaya a costar recuperar la fe, al menos, un par de rondas

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