El Curita 'groupie'

Hasta la fecha, me había resistido a escribir sobre la Gürtel -como la llaman ya, que parece más una alemana recién llegada al pueblo que una trama-. Pero no puedo más, me muerdo la lengua y me enveneno.

¿Saben cuál ha sido el detonante? No ha sido que el 'yernísimo' Agag le facilitara al Bigotes los actos de los Aznar. Tampoco el coche de Costa, la financiación ilegal del PP en Galicia, que hubiera dinero en casi 20 países con testaferros o que el gobierno de Esperanza Aguirre trucara adjudicaciones. Ni siquiera el sorprendente -e irritante- silencio de Rajoy y, mucho menos, que la última cuesta de intención de voto, a pesar de todo lo expuesto, apueste por este barco que se hunde. El Titanic, como lo llama Nacho Escolar.

El detonante para que hable de la Gürtel, que cada vez tiene peor pinta, ha sido Camps y su vanidoso deseo de tener una foto con Obama. ¿Cómo es posible? Me parece increíble que el Curita, como le conocían en la trama, tenga ese tinte entre 'groupie' quinceañero a las puertas de un hotel para ver a Cristiano Ronaldo y de restaurante con cuadros del famoseo comiendo cordero.

Y, ojo, que me hago cargo de su frustración, porque en lugar de conseguirle la foto con Obama, va el Bigotes y le ofrece a Bill Richardson, gobernador de Nuevo México.

Pobre Camps... si hasta le habían regalado ya los trajes para posar con Obama.
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