ETA deja de reclutar en ETT

Esta es una de las conclusiones que podrían extraerse de la documentación de la policía incautada en abril al responsable del aparato de falsificación, Ekaitz Sirvent. En ella se puede deducir el endurecimiento de las normas para ingresar en la banda terrorista. Así, se deja muy claro que ya no bastará con ser un pistolero de poca monta de la kale borroka para pertenecer a ETA, como venían haciendo hasta ahora... como si ésta fuera su particular ETT.
Además, no permitirán la entrada a quienes vayan a fundar una familia, puesto que consideran que es imposible la conciliación familiar cuando se es un odioso asesino viviendo en la clandestinidad. Obvio. Otra medida será estudiar los casos de colaboradores que huyendo de la cárcel por delitos de violencia callejera, decidan en última instancia integrarse en la banda armada -lo tendrán crudo para entrar.

En cierto modo -sólo en cierto modo-, este endurecimiento es una buena noticia, porque significa que ETA es sabedora de la debilidad que le domina, del virus interno que padece y que, poco a poco, está consumiéndola. Y eso, además, produce tumores internos, los del desacuerdo, la desunión. Si no, ¿por qué se iba a dar tanta importancia en esta documentación a "la comisión de conflictos"? Se trata de un órgano dirigido por un miembro de la dirección y otro de la escala básica que funciona desde el año 2002 y trata de acercar posturas cuando se producen tensiones internas. Ojalá fracase en su misión.
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