La meta final es conseguir que los países en vías de desarrollo adapten sus economías a modelos más sostenibles. Sin embargo, cuesta pensar que tendrán éxito estás inversiones cuando nosotros mismos no somos capaces de
reconvertir nuestro modelo productivo. ¿En qué experiencia nos apoyaremos? ¿Hay modelos en los que fijarse?
Es cierto que en un país en desarrollo resulta más sencillo, puesto que no hay que desandar lo andado pero esas 'donaciones' deberán estar correctamente planificadas y, sobre todo, contar con un estricto seguimiento si no queremos que sean como las subvenciones que el campo español recibió de la Unión Europea: se suponía que era para modernizarse pero el pícaro español se lo gastó en otros menesteres y, cuando se perdieron esos fondos, vinieron los lamentos de la baja productividad.
Por otro lado, cabe espera que esa cifra de 100 millones no venga con trampa, la que ha sugerido el portavoz de Cambio Climático de
Intermon, José Antonio Hernández de Toro, al indicar que
"es importante que estas inversiones no supongan una reducción del dinero que España se ha comprometido a invertir en ayuda al desarrollo".
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