El riesgo de jugar con tramposos



Google acaba de anunciar que se plantea seriamente abandonar China, mercado en el que lleva ya cuatro años. El motivo son los sucesivos ciberataques que ha ido sufriendo desde su llegada al país, ataques dirigidos a reventar las cuentas de correo electrónico de activistas pro derechos humanos.

El jefe de la división legal de Google, David Drummond, subraya en un blog de la compañía "las implicaciones de seguridad y derechos humanos" y pone el acento en "un debate global mayor sobre libertad de expresión".

¿Qué esperaba Google? ¿De veras pensaba que por 'bajarse los pantalones' ante la censura de China ésta iba a respetarle? No se puede jugar con los tramposos, es una máxima, ni siquiera si llevas una buena mano como era el caso del buscador, con las arcas llenas por la magnitud del mercado chino -tiene 400 millones de usuarios de Internet y 200 millones de ellos tienen banda ancha-. Sirva de ejemplo a otras muchas multinacionales que toleran la explotación de trabajadores y la vulneración de los derechos humanos.

Ayer mismo, Thomas Friedman se preguntaba en su columna del New York Times si China no será el próximo Enron. A pesar de las reservas que tiene y que le confieren un gran margen de maniobra, lo que es un hecho es que China padece bajos tipos de interés, crédito fácil y una moneda devaluada, que frena a pasos agigantados las inversiones occidentales. Veremos cómo termina este asunto. ¿Hará falta que nos salpique de pleno a Occidente para que reaccionemos de una vez por todas y tomemos medidas contra uno de los peores regímenes del mundo?
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