España patalea. Obama actúa

No escarmentamos. En lugar de dar la pataleta infantil porque 'San Obama' no vendrá a Madrid, deberíamos fijarnos en el porqué y en el cómo. Como presidente de EEUU, Obama tiene una agenda de viajes increíble, más allá teniendo en cuenta la vasta extensión del país que gobierna.

Muchos de sus retractores harán la lectura, para ellos cristalina, de que su ausencia en Madrid se debe al clara retroceso de su popularidad en EEUU. Discrepo. Puede que sea en parte, pero sinceramente creo que le puede el saber que ha de prestar más atención a su política interior, sobre todo en mitad de una crisis que continúa haciendo estragos. Si actuara como un político español, efectivamente, se quedaría y sus políticas estarían repletas de tibiezas, de café para todos, que a la larga y aún con crispación, beneficia más.

En su lugar, y es este punto en el que deberíamos fijarnos todos -empezando por la prensa-, ha diseñado unos presupuestos arriesgados: tras un año como 2009 lleno de estímulos, ahora toca ahorrar, incluso gastando un 3% más, alcanzando un déficit récord de 1,56 billones de dólares -10,6% del PIB-. Se destinarán 100.000 millones de dólares a políticas de empleo y se recortará el 17% de las partidas, lo que se traduce en la paralización de 120 planes, como el viaje a la Luna de la NASA. No se tocarán los programas sociales ni las partidas sociales.

Y, como medida estrella, mandará literalmente al carajo las reducciones de impuestos para los hogares de mayor poder económico en 2011, fijadas por su predecesor George W. Bush. Subirá los impuestos a todos los que ganen más de 200.000 dólares (unos 144.000 euros). ¿Se imaginan el efecto que tendrá esta medida en buena parte del electorado? Estamos hablando de un país en el que el lobby es la llave del poder político, en donde quienes manejan los hilos son los mismos a los que acaba de recortar esos beneficios económicos.

Me van a perdonar, pero creo que esa decisión o la de legislar para parar de una vez por todas los pies a una banca insolente, soberbia y deshonesta, que continúa repartiendo dividendos astronómicos, es algo de lo que estamos muy lejos en España. Nosotros, mientras, trabajamos hasta los 67 años... todo sea porque Corbacho se pueda jubilar a los 65 o que el resto de políticos tengan la pensión máxima con siete años cotizados.

PD. Y, cómo siempre, la transparencia brilla por su ausencia y la sensación de ciudadano engañado aparece: ¿quién dice la verdad? ¿EEUU que asegura que la Casa Blanca nunca habló de venir a Madrid o el Gobierno español que ya lo tenía agendado asegurando que sí?
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