Ladrones de historia



Hoy firmo un artículo en Público en el que se explica el expolio de una de las mayores joyas arqueológicas con que contábamos en la Península Ibérica: la Cueva de Chaves (Huesca). Un auténtico desastre cultural que aún no ha sido castigado, a pesar de que los hechos se remontan un año atrás.

Durante la investigación para el artículo se produjo un contraste extraordinario en cuanto a la actitud por parte del Gobierno de Aragón. Por un lado, la amable disposición del departamento de Cultura, cuyo
director general de Patrimonio, Jaime Vicente, me atendió con rapidez. Por otra, la esquiva actitud del departamento de Medio Ambiente cuyos responsables directos declinaron hacer declaraciones, ocultándose en su gabinete de comunicación. No es de extrañar: a mi me resultaría bastante complicado explicar cómo en mitad de un Parque Natural, como es el de Guara, existe un coto privado de caza que solicita licencias de tiro al plato y tiro al pichón... justo en una ubicación en la que se encuentra zonas críticas para la recuperación del quebrantahuesos.

Y en mitad de toda la polémica, un personaje conocido: Victorino Alonso, del que ya he escrito en varias ocasiones. Para hablar de él, me remito directamente a las experiencias vividas por Daniel Orte, de ImanatFilms TV, coautor junto a María José Urraca de Ecologistas en Acción del documental ‘Chaves, la memoria expoliada’. Él ha vivido muy de cerca las concentraciones ciudadanas contra el coto en protesta por cortar el paso en monte público. Orte recuerda los incidentes de la última concentración a finales del año pasado, “cuando el mismo Victorino Alonso nos cortó el paso con su todoterreno, poniendo en peligro a los asistentes al huir picando rueda” (ver vídeo Indefensos, en su web).

El objetivo de la concentración, que contaba con todos los permisos oficiales, solicitaba la presencia de la Guardia Civil para traspasar el vallado del coto. Sin embargo, la noche anterior, Orte fue testigo de la reunión por espacio de dos horas de Alonso, sus guardas de seguridad y una pareja de la Guardia Civil en el bar del camping. “Al día siguiente”, recuerda, “cuando Alonso nos cortaba el paso, no apareció la Guardia Civil. Llegaron una hora después asegurando que, a pesar del requerimiento oficial del Ayuntamiento que se personaran, tenían órdenes de arriba de no hacerlo”.

Orte admite que tiene miedo, “porque sé cómo ha actuado Alonso en Laciana y, de hecho, en todas las concentraciones vienen sus hombres grabando las caras de todos los que estamos allí”.  Se refiere Orte a las supuestas palizas y amenazas de que acusan a Alonso y su círculo más cercano.
¿Se parará los pies algún día a este empresario?
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1 comentario

  1. Quizas a alguien esto la parezca subrrealisrta en los tiempos en que vivimos, deberia ser asi, pero lamentablemente, los que hace muchos años que conocemos a Don Vito Alonso, sabemos te has quedado corto al hablar de este individuo... la pena es que parece que el esfuerzo de nuestra justicia y gobernantes solo es para terminar con determinadas lacras, mientras que a otros y sus "brigadas de la social", se les permite actuar al mas puro estilo de otras epocas pasadas. Pena de Pais.

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