Jiménez y el recurso de la neutralidad estéril
Imaginen que, en los tiempos que corren, han de recurrir al pluriempleo para poder llegar a final de mes. Imaginen que, ¡oh casualidad! en ambos trabajos le piden que trate de hacer siempre el turno de mañana. Usted no se planta desde el principio convenciendo a uno de ellos de que es imposible, que habrá de hacer el turno de tarde porque las mañanas ya están ocupadas. En su lugar, se va turnando, y unas veces cumple las mañanas con uno y las otras con el segundo de los empleos. Un buen día le llaman los dos jefes y le despiden, por no haber cumplido sus expectativas.
Pues ahora imagen la postura de Trinidad Jiménez ayer durante el encuentro con su homólogo marroquí. España quiere contentar a las dos partes enfrentadas, pueblo saharaui y dictadura marroquí, y lo que consigue en realidad es no satisfacer a ninguna de las dos. ¿Qué clase de diplomacia es asegurar "España no ha manifestado en ningún momento que esté a favor de una posición u otra. Lo que quiere es que haya un acuerdo entre las partes" y, al mismo tiempo escurrir el bulto indicando que "sólo podemos acompañar, no debemos decir cuál es la mejor solución"?
El arranque de Jiménez al frente de Exteriores no ha sido especialmente brillante, siguiendo los pasos de su predecesor, el 'sensible' Moratinos. No sólo da claras muestras de no asumir la responsabilidad que le corresponde a España en el conflicto saharaui, sino que además adopta una posición de neutralidad estéril -incluso ante el ataque marroquí a la prensa española-, en absoluto mediadora y que, si acaso, puede llegar a entorpecer por lo que ralentiza el proceso. Cuando uno no escoge entre un lado u otro es que está en medio, obstruyendo el camino.
Pues ahora imagen la postura de Trinidad Jiménez ayer durante el encuentro con su homólogo marroquí. España quiere contentar a las dos partes enfrentadas, pueblo saharaui y dictadura marroquí, y lo que consigue en realidad es no satisfacer a ninguna de las dos. ¿Qué clase de diplomacia es asegurar "España no ha manifestado en ningún momento que esté a favor de una posición u otra. Lo que quiere es que haya un acuerdo entre las partes" y, al mismo tiempo escurrir el bulto indicando que "sólo podemos acompañar, no debemos decir cuál es la mejor solución"?
El arranque de Jiménez al frente de Exteriores no ha sido especialmente brillante, siguiendo los pasos de su predecesor, el 'sensible' Moratinos. No sólo da claras muestras de no asumir la responsabilidad que le corresponde a España en el conflicto saharaui, sino que además adopta una posición de neutralidad estéril -incluso ante el ataque marroquí a la prensa española-, en absoluto mediadora y que, si acaso, puede llegar a entorpecer por lo que ralentiza el proceso. Cuando uno no escoge entre un lado u otro es que está en medio, obstruyendo el camino.
Lo de implicarse en temas impttes como el tema del Sáhara es una asignatura más q pendiente para nuestros ministros/as de exteriores..
ResponderEliminarY si hicieran un curso acelerado bajo una jaima saharaui??
Cambiaría su posición, David?