La contundencia mal aplicada

Mientras Rubalcaba se alineaba de parte de Marruecos en  una rueda de prensa en el Ministerio del Interior, en las afueras, en la Plaza de Colón de Madrid, un grupo de menos de un centenar de personas se ha concentrado esta tarde en protesta por la ofensiva del Gobierno marroquí y por la tibieza de España, que no ha condenado los hecho. La concentración también ha exigido un Sáhara libre.


Lo primero que me ha llamado la atención es la veintena de 'lecheras' que se repartían por las inmediaciones del ministerio. Lo segundo, el impresionante despliegue de Policía Nacional, con una actitud que claramente intimidaba; sólo rodeando a las 70 personas aproximadamente que nos encontrábamos en la concentración, he podido contar hasta cerca de 30 policías, a los que a última hora se unirían otra veintena de antidisturbios.



¿Qué justificaba este despliegue? Pues un grupo de personas, muchos de ellos mujeres y personas mayores, que tan sólo gritaban de modo pacífico consignas contra la política de España en relación al Sáhara Occidental y contra la dictadura marroquí. Apenas ha intentado la concentración avanzar medio metro y los policías han cargado contra el grupo. No puedo decir que se haya empleado la brutalidad, pero sí se ha empleado más fuerza de la necesaria. El abanico de acciones que ha utilizado la Policía Nacional se resume en: patadas por debajo de la pancarta, empujones tirando a personas en las escaleras que dan acceso a la terraza del Hard Rock -para quienes conozcan la zona-, insultos y amenazas del tipo "te voy a arrancar la cabeza" y codazos en la tripa.

Lástima que esta contundecia de que hace gala nuestra Policía Nacional no se extienda a nuestra política exterior a la hora de condenar el asalto al campamento por parte del ejército marroquí. El resto de la concentración, la resumo en imágenes:

Un manifestante, disfrazado de soldado marroquí, porta un retrato de Mohamed VI con bigote hitleriano, en clara referencia al genocidio que quiere llevar a cabo contra el pueblo saharaui.

Comienzan las patadas de la policía por debajo de la pancarta.

Los policías, excendiendo el uso de la fuerza, tiran al suelo a una mujer, que cae contra las escaleras de Colón.

La multitud no desfallece y levanta el 'muro de la vergüenza' de la policía, utilizando la pancarta.

El muro cada vez más alto, las patadas cada vez más fuertes.

Un policía mira amenazante al 'Mohamed VI', que maldice la venta de armas de España a Marruecos.

La concentración continúa pacífica, por parte de los prosaharauis, que gritan "Marruecos asesina, España patrocina".

Llegan los antidisturbios, amenazando con cargar tirando de porra y casco.

La concentración se disuelve y los policías parecen quedarse con ganas de 'repartir', pero los prosaharauis no han caido en sus provocaciones.



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