La España más mercenaria

Trinidad Jiménez y el ministro de Exteriores marroquí, Taieb Fassi-Fihri
Si aún cabía la más mínima duda sobre la poca honestidad del Gobierno de España, la ministra Jiménez se ha encargado de recordárnoslo al considerar que la cuestión de los incidentes en el Sáhara Occidental está zanjada. Se puede decir más alto, pero no más claro: "ningún suceso va a alterar la relación que tenga la Unión Europea con Marruecos". Sorprende como tras un mes desde el asalto al Campamento Dignidad, un mes en el que la señora Jiménez se ha hartado de decir que no contaba con los elementos necesarios para juzgar lo que pasó en El Aaiún, ahora, de golpe, tenga claro que pasara lo que pasara, Marruecos sale de rositas. Qué miedo tamaña ligereza o, lo que sería peor, escandolosa mentira.

Personalmente, no me puedo sentir orgulloso de pertenecer a una nación que saca pecho por una lado creando la Alianza de las Civilizaciones y, por otro, admite abiertamente -como ha hecho hoy la ministra-, que hay países que tienen carta blanca para matar y torturar a otros ciudadanos, si a cambio nos proveen de otros beneficios para nuestra economía. No puedo, es una cuestión de principios y, cualquier cosa positiva que haga la Administración Zapatero no servirá para redimir esta ofensa a lo más básico de la dignidad humana.

Trinidad Jiménez no sólo ha traicionado a la ciudadanía, que en manifestaciones como la del pasado 13 de noviembre dejó claro lo que pensaba, sino que se ha traicionado así misma, puesto que años atrás participó en ese tipo de protestas. Lo mismo sucede con Pedro Zerolo, Bibiana Aído o Leire Pajín -ésta última llegó a liderar asocaciones de amigos del pueblo saharaui-. Ahora, en cambio, ya en el poder, cambian sus propias convicciones por un socio que ha dado sobradas muestras de su naturaleza traidora.

Mohamed VI no es un buen socio. No lo es. Cuenta con un pueblo que, a pesar de las cifras de crecimiento económico, sigue subdesarrollado, cuyas condiciones de vida para la población son nefastas y cuyos derechos humanos brillan por su ausencia. Pero España no sólo se fía, sino que le respalda. Algún día se volverá en nuestra contra con más contundencia de la que ya lo ha hecho en otras ocasiones. Y vendrán las lamentaciones y no servirá ni el cambio de discurso del PSOE ni el oportunismo del PP. Ambos, como partidos con más peso en nuestro sistema, será culpables de lo que suceda... ellos y, por supuesto, el Borbón, incapaz de haber llamado a la razón y la justicia -en despachos, me refiero, ni siquiera cara al público- en una cuestión a cuyo inicio el puso la rúbrica.
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2 comentarios

  1. Estoy de acuerdo con lo que dices, David. Tengo el estómago revuelto, "me entra fatiga" cada vez que les escucho y cada vez por más temas..., economía, política de estado........ Qué asco, hijo, qué asco! Pero lo peor no es eso, lo peor es que no sé para dónde mirar porque quiero ver algo que me de esperanza, confianza y todas las demás "anzas" que hayan y que todo esto cambie. No lo veo... Mucho adelanto con los "feisbuk", "wikilis" y demás movimientos globales para al final quedarnos en hacernos "fans" de páginas como "Me gusta la cerveza pa mearme en los portales" (¿imaginaria?).
    Todo esto ha de cambiar y esperemos, por los que vienen detrás, que no sea "dando un "esplotío".
    Salud, David.

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  2. Pues sí, Pepa, tienes razón en que el panorama es desolador. Yo me esperanzo pensando que, al menos, somos unos cuantos que nos planteamos eso... ya es un paso. Ojalá algún día caminemos en la misma dirección, sin entender por eso la misma ideología... con la honestidad me conformo.
    Saludos!

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