Ana Pastor: de la cima a la sima

Si hace un par de semanas Ana Pastor fue encumbrada a reina de las entrevistas en medios y redes sociales tras su buena entrevista a Ahmadineyad, hoy debería bajar a la más profunda de las simas tras el pobre oficio periodístico que ha mostrado en su charla -no podemos calificarla ni siquiera de entrevista- a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez.

Pastor no ha ejercicio su derecho -y obligación, como buena periodista que es- a la repregunta cuando no te responden a lo que preguntas. Jiménez, fiel a su demagogia de los últimos tiempos, ha aplaudido la actuación de la Comunidad Internacional respecto a las dictaduras africanas en el pasado, asegurando que no ha sido hasta ahora cuando los pueblos han dado muestras públicas de la opresión de que eran víctimas. Tremendo.

Pero el momento más kafkiano de la entrevista ha venido de nuevo del lado de Marruecos. Jiménez ha vuelto a asegurar que "se trata de una situación completamente diferente", en la que "la gente puede manifestarse libremente y no son reprimidos, esa es la gran diferencia". Afirmaciones realizadas justo un día después de que la policía marroquí reprimiera nuevamente por la fuerza una manifestación de profesores en Rabat. Cuesta pensar que Jiménez no esté al tanto de estos acontecimientos, por lo que claramente miente y, además, desinforma a la ciudadanía.

Por su parte, Pastor, no repregunta y, en su caso, aún es más sorprendente que no tenga conocimiento de la represión de ayer. Entonces, ¿por qué no repregunta la que para sus fieles es una 'periodista con alma africana'?
Que cada cual saque sus propias conclusiones.