Cicatrices del genocidio ruandés

Este mes se cumple un penoso aniversario: 17 años del genocidio ruandés, aquella locura que llevó al país africano a vivir una matanza de casi 4 millones de personas -las cifras bailan de unos estudios a otros, concentrándose sólo en 1994 cerca de un millón, así como el reparto entre las dos etnias que se enfrentaron, hutus y tutsis-. Recientemente, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, declaraba que "la única manera de honrar verdaderamente la memoria de quienes perecieron en Ruanda hace 17 años es asegurarnos de que acontecimientos como aquellos no ocurren nunca más". Es cierto, aunque la capacidad de reacción de la comunidad internacinal entonces quedó en entredicho, como de hecho también ha quedado en la guerra de Libia, aunque sean conflictos muy dispares entre sí.

Hace tan sólo unos días tuve oportunidad de conocer en persona a Jean Bosco, un ruandés tutsi de 31 años; es decir, que tenía 14 años cuando le tocó vivir aquel horror. Jean, el segundo de siete hermanos, contaba cómo jamás olvidará el día que perdió a su familia, cómo consiguió esconderse en unos arbustos, rodeado de animales, mientras las hordas hutus mataban a machetazos a la gente. "Cuando se fueron, salí corriendo tratando de buscar a mis hermanas entre los muertos, esperando encotrarlas vivas", relataba. Estaban muertos, todos muertos. Los hutus llegaron y Jean tuvo que cubrirse con cadáveres y contener la respiración, parecer muerto para no correr el mismo destino que su familia.

Este superviviente del genocidio, como sucedía con la inmensa mayoría de la población ruandesa, no había visto jamás tal violencia, nunca antes había visto matanzas con disparos, a golpe de machete. "Y mientras la prensa internacional ignoraba el problema", explicaba Jean, "la nacional hacía propaganda, contando cómo los tutsis nos íbamos a rebelar, sembrando el odio hacia nosotros entre los hutus. Todo mentira".

El 7 de abril es el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de 1994 en Ruanda. Una especie de lavado de conciencia que la ONU se sacó de la manga... en 2003. Medidas cosméticas. Pero la realidad es que, a pesar de que Jean hablaba de su país como una nación resucitada, cuyo PIB crece significativamente gracias a las reformas emprendidas, cuyo turismo "ingresó en 2010 unos 200 millones de euros", con los gorilas y el entorno natural como mayor reclamo; el país tiene las cicatrices frescas. "Allí nadie habla de hutus o tutsis, tú eres ruandés y punto, aunque todo el mundo lo tiene presente", explica. De hecho, los documentos de identidad desaparecieron, ya no existen las tarjetas que tanto circularon durante el genocidio.

Ojalá ese Día Internacional de Reflexión sea efectivo, cale hondo y no miremos hacia otro lado no sólo ante estas salvajes matanzas, sino ante cualquier violación sistemática de los Derechos Humanos. De lo contrario, no pasará factura, a todos.
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4 comentarios

  1. Es increbible ver tanta salvajada entre seres que son identicos, en color, tamaño y otros rasgos e idioma, Hutus y Tsutsi son las mismas cosa no hay nada que diferenciar, por culpa de estas actitudes insanas es que el Africa no es bien visto.

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    1. eres un ingnorante, por que te expresas de algo que tu no conoces; ten en cuenta que lo que alli sucedio fue a raiz de las firencias que crearon los eropeos en su afan de dominar este continente donde tenian sus colonias y luego se marcharon dejando los conflictos a flor de piel y sin importarles nada

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  2. no es bien visto y, sin embargo, espero que le dé la vuelta a la situación y nos ponga a los 'países desarrollados' en nuestro sitio...

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  3. well, they exterminated all white people over there,,,,,

    question is,, who is responsible for this..?

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