Inés Sabanés se pasa al verde de Equo

Ya es oficial: Inés Sabanés se va a Equo que, a su vez, va adheriendo más y más organizacones verdes por toda España. Era un secreto a voces desde que a finales de enero abandonara todos sus cargos en Izquiera Unida (IU). Preguntada cuatro días después por Equo en un encuentro digital, respondía que "el espacio de la izquierda alternativa está en plena ebullición. En este marco, todo el mundo (incluido Equo) aspira a explicar sus propuestas y proyectos. Y me parece positivo". Tanto, que se ha sumado a él.

Hoy, en su propio blog asegura que "considero mi separación en la militancia de Izquierda Unida, la culminación de un proceso en el que- seguramente- ambas partes hemos tenido una decisiva incapacidad para entendernos". Ha tenido 'varios novios políticos', incluido a Tomás Gómez que la quiso para Móstoles, pero Sabanés parecía tener claro que su destino era estar junto al ex Greenpeace Juantxo López de Uralde y otros activistas natos, de esos de toda la vida, como Beatriz Gimeno, de la que recuerdo que en una entrevista que mantuve con ella se lamentaba de que "los activistas movemos el mundo aunque nadie nos lo agradezca".

De Equo, la verdad, no se sabe gran cosa como proyecto político más allá de su marcado corte ecologista, pacifista y social, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio por bandera y el desarrollo de una auténtica democracia participativa como buque insignia. Pero todo eso hay que plasmarlo en papel.

El último programa electoral que defendió Sabanés fue, realmente, el de 2007, cuando acudió como candidata a la presidencia de Madrid. Entonces, esta ecologista convencida traía propuestas muy frescas, como el aprovechamiento del yacimiento geotérmico de Tres Cantos o la construcción de tres plantas de biomasas como alternativa de energía verde, pero también otras muy polémicas -eliminación de la financiación pública a espectáculos taurinos, incluida-, como el cierre de las centrales térmicas en la Comunidad, la conversión de la incineradora de Valdemingómez en centro integral de reciclaje, restricciones al tráfico en la ciudad de Madrid o una nueva fiscalidad ecológica para gravar a las grandes superficies comerciales y a las empresas promotoras de grandes espectáculos (deportivos, musicales...).

Pasar del idealismo teórico a la ejecución práctica es lo más complicado. El plantel de Equo para hacerlo es prometedor, pero ya hemos visto propuestas descabelladas de algunos partidos verdes, dispuestos a terminar con el WiFi en las escuelas por considerarlo perjudicial. Veremos cómo se plasma todo esto, sin duda, para el próximo otoño -si hay adelanto electoral- o en el próximo mes de marzo.
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