Esta noche Mohamed VI anunciará a bombo y platillo su reforma constitucional.
Todo apunta a que no será un texto que introduzca esos profundos
cambios de los que habló en su discurso del 9 de marzo, en pleno éxtasis
de la Primavera Árabe. Y es preciso subrayar el ‘todo apunta’ porque
aunque faltan menos de dos semanas para que se celebre su referéndum,
nadie ha visto la nueva Carta Magna, ni siquiera los partidos
políticos. Eso ya se presenta como síntoma inequívoco de lo que se
avecina.
Sí han trascendido, en cambio, algunos puntos del supuesto
aperturismo democrático. De entrada, Mohamed VI ya no será sagrado,
aunque sí inviolable (como nuestro Rey Juan Carlos I) y será el máximo
líder religioso. Continuando con su aperturismo, Mohamed VI tendrá la
última palabra no sólo del Gobierno, sino del Poder Judicial y será él
quien determine qué partidos puede presentarse o no a las elecciones. Es
sólo un avance de lo que parece que está por llegar: una Constitución
hecha más a la medida de la Comunidad Internacional y en particular de
la Unión Europea (UE), que de los propios marroquíes.
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