Nadie escucha a Oppenheimer

En una entrevista pública, J. Robert Oppenheimer -el padre de la primera bomba atómica de 1945- confesó “haberse convertido en la Muerte, en el destructor de mundos”. Después de ver el horror que produjo su invención, se alzó como activista para el control de la proliferación nuclear, llegando a ser consejero de la Comisión de Energía Atómica de EEUU… hasta que en la década de los 50, en pleno ‘Red Scare’ (‘Terror Rojo’, en referencia a la lucha anticomunista de EEUU), perdió sus credenciales de seguridad.

Estos días, vuelve a surgir la polémica en torno a Irán por los avances en su programa nuclear tras la instalación de nuevas máquinas de enriquecimiento de uranio. EEUU está que trina y, de hecho, hace tan sólo unos minutos Irán ha hecho público el derribo de un avión espía no tripulado de EEUU que sobrevolaba sus instalanciones de Qom. Ya a principios de año, el portavoz del departamento de Estado, Philip Crowley, calificó de “payasada” la invitación del presidente Mahmoud Ahmadinejad a varios países para que visitasen sus instalaciones nucleares. En aquella invitación, el presidente iraní excluyó a EEUU, Francia, Reino Unido o Alemania; aunque sí acudió  la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), que a falta de la publicación del informe definitivo, dió un tibio visto bueno.

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