Iberia o la mala gestión de altos vuelos

(Iberia)
Otras Navidades con huelga en Iberia. No es la primera vez que sucede y, como en ocasiones anteriores, la estrategia de la compañía pasa por enfrentar a los usuarios contra los trabajadores. Lo hemos visto muchas veces, el mismo Gobierno hace uso de esa filosofía en cada huelga que se convoca -Esperanza Aguirre, en ese sentido, era la reina de la crispación-. A fin de cuentas, la razón de ser de una huelga es impactar en el servicio o la producción que presta la compañía y que, por tanto, repercute en los usuarios.

Es responsabilidad de los clientes ser solidarios cuando las protestas son legítimas, cuando las causas que se esconden detrás de la huelga están más que justificadas. Afortunadamente, en los últimos meses hemos visto varias muestras de esta solidaridad en sectores tan críticos como Educación o Sanidad, donde no sólo han ido a la huelga los trabajadores (profesores y médicos y enfermeros) sino también sus usuarios (estudiantes y pacientes).

Si volvemos al caso de Iberia, ¿son legítimas sus protestas? Lo son. Ha sido la mala gestión y no las condiciones de mercado las que han llevado a la aerolínea a esta situación y son ahora los trabajadores quienes han de pagar los platos rotos... porque Iberia, en contra de lo que muchas veces se quiere trasladar a la opinión pública, es mucho más que pilotos con sueldos astronómicos.

Un pequeño, pero clarificador, ejemplo de la mala gestión de Iberia bien podría ser el acuerdo al que se llegó tras la Junta General de Accionistas de 2006, cuando se aprobó que miembros del Consejo pudieran disponer hasta su muerte -incluso aunque no trabajaran ya en la empresa- de seis billetes al año de largo radio o vuelos intercontinentales, y dieciocho entre España y Europa o de corto y medio radio. Entre los beneficiados, 'figuras ilustres' como Rodrigo Rato, que fue consejero de Iberia algo más de dos años.

En la actualidad, todos los gestores de Iberia pueden disfrutar de billetes de Iberia de forma ilimitada mientras estén en el Consejo, mientras que si pertenecen al consejo de la matriz IAG, el importe máximo a gastar es de 500.000 euros. Hagan números.

Mientras, la compañía nos sólo no hace públicos estos privilegios sino que pretende despedir a 4.500 trabajadores, sin que sus gestores asuman ninguna responsabilidad. Lo mismos gestores, por cierto, que hace tan sólo un año aseguraba que la puesta en marcha de Iberia Express no sólo no produciría despidos en Iberia sino que, al contrario, generaría 1.500 nuevos puestos de trabajo. Otro ejemplo de pésima gestión por el que debieran pagar los de arriba, no lo de abajo.
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