ABC y su campaña anti aborto


ABC abre hoy su página web con un informe de la Fundación Red Madre -sin valor estadístico, pues ni siquiera se indica la muestra- con el que no sólo pretende hacer un alegato antiabortista, sino defender la tesis de la diputada del PP, Beatriz Escudero, que sostiene que "las mujeres que abortan son las que menos formación tienen"

La información al completo destila manipulación y parcialidad por los cuatro costados. Los datos que aporta, de escasa credibilidad, tratan de demostrar que las mujeres que más abortan son las que menos estudios tienen. Y el razonamiento es tan zafio, que ni siquiera quienes articulan esta campaña han reparado  en que, aunque fuera cierto lo que sostienen, ¿no sería la solución una mejor educación sexual en lugar de retroceder 20 años en material de políticas de interrupción del embarazo?

Porque precisamente la educación sexual de quienes más se oponen al aborto es la que posiblemente más ha contribuido a los embarazos no deseados. Esa mala educación que impide hablar del sexo con naturalidad, que lo convierte en pecado, en algo sucio cuando, en realidad, es todo lo contrario. Si me apuran, ese mismo estudio de la Fundación Red Madre habría de servir para lanzar una honda crítica a colegios como a los que acuden los niños de sus vídeo: unos de esos centros privados, conservadores, en los que los estudiantes siguen siendo obligados a vestir uniforme...

La actual legislación del aborto no es el problema, es una solución a un problema que puede surgir. Es una absoluta mentira que las mujeres embarazadas sean obligadas a abortar por la sociedad, aunque en un cosa sí tiene razón la autora del estudio que publica ABC: son necesarias más políticas de conciliación y de apoyo a la maternidad, pero nada tiene que ver eso con criminalizar el aborto, como pretende Gallardón.

Y el problema surge cuando el mismo Gobierno que habla de "violencia estructural" contra las mujeres, aprueba reformas laborales que, incluso, recortan las permisos de lactancia y ponen en bandeja al empresario prescindir de las futuras madres. No es a la ley del aborto a la que tendrían que combatir los colectivos provida, sino a esas otras normativas pro-competitividad que no hacen más que dificultar la natalidad.
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