La España mafiosa y su homenaje a Tony Soprano

El actor James Gandolfini, el inolvidable Tony Soprano, ha fallecido a los 51 años víctima de un infarto. El mismo día que se conoce la noticia de la muerte del protagonista de Los Soprano, la Fiscalía anula la causa contra Miguel Blesa desacreditando al juez instructor y alegando que no se puede convertir en una "causa general en busca de los responsables de la crisis económica que atravesamos y su castigo".

Y es que, efectivamente, la Justicia española renunció hace mucho tiempo a procesar a los responsables de esta crisis, desde el propio Blesa a su sucesor, Rodrígo Rato que después de llevar a la quiebra a Bankia y falsear sus cuentas se pega la vida padre. ¿Se puede dedicar mejor homenaje a Tony Soprano? Por tener, incluso tenemos negocio de reciclaje de basura... en altos ejecutivos.

Era cuestión de tiempo: el juez instructor del caso Blesa, José Elpidio Silva, ya hacía días que había denunciado la extraordinaria presión que estaba recibiendo de diferentes estamentos para moverse ficha hacia uno u otro lado en el caso que encausa al amigo íntimo de José María Aznar y al que ha sido uno de los banqueros más poderosos e influyentes de España. Elpidio Silva, incluso, llegó a pedir amparo al Consejo General del Poder Judicial ante las constantes decalificaciones que sufría.

¿Y qué ha hecho la Justicia? Eliminar una causa que estaba generando profundo malestar e inquietud en muchos políticos, banqueros y empresarios a los que podría salpicar 'la conducta soprana' de Blesa y sus semejantes. Y todo ello en un país en el que la propia OCDE enciende las luces de alarma por el modo en que en España se tiende a mirar a otro lado en los casos de soborno. Ahora, Elpidio Silva debería hacer públicos con nombres y apellidos las identidades de quienes le presionaron... y en nombre de quién.

¿Qué sensaciones le pueden quedar al ciudadano? Nada nuevo bajo el sol: que la Justicia no es igual para todos; que Hacienda no somos todos; que no hay pan para tanto chorizo; que no somos antisistemas, sino que el sistema es anti nosotros; que nuestros sueldos están por debajo de nuestras necesidades; que no es una crisis, es una estafa... todo ello leyendas de pancartas de ayer y hoy que se repetirán, porque no será el Gobierno de Rajoy, ni mucho menos, el que acabe con un modelo en el que la corrupción y la explotación de la clase trabajadora en beneficio de la élite económica están por encima de cualquier otra consideración.
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