Que los pobres estudien y el que proteste, pague

Este mes miles de estudiantes en toda España están pasando la criba de la selectividad. En unas semanas, todos ellos estarán pendientes de las notas obtenidas en los exámenes y, conocido el resultado, se dirigirán a las listas de notas de acceso a las diferentes carreras universitarias. En mis tiempos eso bastaba; este año, sin embargo, antes incluso de comprobar si la nota es suficiente para cursar una carrera habrá que comparar si su cuenta corriente puede afrontar el elevado precio de las tasas impuesto por el Gobierno de Rajoy.

Y ya no es sólo que mucho talento nuevo y verdaderas vocaciones se queden en la cuneta porque la Universidad ya no es un derecho, es un privilegio, sino que los que antes se estaban formando se quedarán a mitad de camino.

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