Nuestro presidente del Gobierno ha salido hoy de su cascarón para aconsejar que se hable de “las cosas que son importantes” en lugar de seguir contando “las cosas que no son las mejores”. Por “importante”
se refiere a los acuerdos con las fábricas de coches para que sigan
produciendo en España, eludiendo aclarar, obviamente, las contrapartidas
de estos acuerdos. Me refiero a subvenciones o mejoras en las mismas
fábricas a precio de saldo, por ejemplo. Por “cosas que no son las mejores” hace alusión a su supuesta implicación en la corrupción del PP de la que se ha hecho ya eco la principal prensa internacional.
Rajoy, que es un experto en seguir sus propios consejos, sólo ha
conseguido con ello que aún con la presunción de inocencia encima de la
mesa, la balanza se incline más por su culpabilidad. De otro modo, ¿por
qué no comparecer y aclarar o negar de una manera sólida todo cuanto en
principio ya está siendo certificado como verdadero un informe de la
Intervención General del Estado?
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