Arturo Fernández, actual presidente de la Confederación Empresarial
de Madrid (CEIM) se ha dado hoy un baño de multitudes en Madrid. El
motivo era el anuncio de su candidatura a la presidencia de CEIM en las
elecciones del próximo 24 de marzo. El acto ha tenido lugar en el hotel
Ritz y no sólo ha reunido a un buen puñado de dirigentes del PP, con
Esperanza Aguirre a la cabeza (a fin de cuentas, siempre fue su
principal palmero), sino que, y esto me duele especialmente, también han
acudido los líderes regionales de UGT y CCOO.
Uno ya anda curado de espantos con estos dos sindicatos y hay pocas
cosas que a uno le sorprendan, pero no por ello dejan de escocer. Y ver
que quienes tienen el deber de defender a los trabajadores acuden a
adorar a un personaje como Fernández, que tanto daño ha hecho a la clase
trabajadora, pues no es grato, ciertamente. En esencia, es un acto de
traición a la clase trabajadora, un gesto más de estos dos sindicatos de
cómo llevan a la práctica aquello de “sé infiel, pero mira con quién”. Y Arturo Fernández debe interesar.
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