Qué duda cabe que el reconocimiento que se hace al profesor Emilio Lledó con su Premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades
es una buena noticia, pero no por ello deja de ser una contradicción en
sí misma. El sistema que ha mercantilizado la Educación, el mismo
sistema que ha maximizado el modelo de la 'asignaturesca' es el mismo
que ahora reconoce la labor de un defensor de la máxima de Kant "el hombre es lo que la educación hace de él".
Qué gran contradicción que el mismo sistema que quiere aniquilar a la Filosofía en el sistema educativo premie a un filófoso.
¿Se dan cuenta de la paradoja? ¿O deberíamos decir de la hipocresía? Si
algo nos ha enseñado el profesor Lledó a lo largo de los años, él que
evita llamarse filófoso y prefiere considerarse un "funcionario de la Filosofía",
es la importancia de las palabras. En más de una ocasión le he
escuchado decir que lo que realmente somos es palabra y que por eso es
tan importante la Filosofía, porque es la que nos ayuda a reflexionar
sobre el significado de las palabras, sobre lo que realmente queremos
transmitir con ellas.
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