La política exterior de España es lamentable, especialmente en todo
lo referido a Iberoamérica, por mucho que en la misma web del ministerio
de Exteriores califiquen la región como "una prioridad"...
eso sí, ilustrándolo con una fotografía en blanco y negro del rey Juan
Carlos en su primera visita oficial a Iberoamérica. Quizás, es un modo
de reflejar la política que lleva a cabo el ministro García Margallo, en
blanco y negro.
De otro modo no se puede explicar que en el proceso de normalidad diplomática que está viviendo Cuba, España no haya pintado absolutamente nada.
Fue Obama y el propio Papa Francisco quienes tuvieron ese rol
protagonista mientras nuestro país asistía al hito histórico desde el
patio de butacas y en última fila. ¿Cómo se puede explicar que hace dos
años, en la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea (CELAC-UE), Rajoy mendigara relaciones comerciales e inversión extranjera? ¿Cómo es posible que unos meses antes de aquel encuentro, en la XXII Cumbre Iberoamericana en Cádiz,
Rajoy desplegara el mismo cariz pedigüeño y luego el Ejecutivo no sea
capaz, no ya de liderar, sino siquiera de participar en el proceso de
Cuba?
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