La izquierda debería mantener el espíritu de la campaña en los próximos dos años

 


No ha podido ser: la izquierda no ha sumado lo suficiente en las elecciones autonómicas de Madrid para poder desalojar a Isabel Díaz Ayuso (PP) de la Puerta del Sol. Es hora de asumir el resultado, huyendo de la crispación y el clima revanchista que ha desplegado la derecha durante la campaña. El pueblo de Madrid ha elegido a sus representantes y, además, lo ha hecho con más información que nunca, por lo que nadie se podrá llevar sorpresas de las consecuencias del resultado durante los dos próximos años.


La izquierda y, especialmente, Mónica García (Más Madrid), ha realizado una de las campañas en las que el programa ha tenido más protagonismo que nunca. Mientras Ayuso centraba su discurso en su concepto de libertad y su afán por convertir a Madrid en el paraíso fiscal de España, y Rocío Monasterio (Vox) desplegaba su argumentario neofascista, García ha cargado sus mensajes de propuestas, lo que unido a su labor como cabeza de la oposición de facto, le ha sido recompensado en las urnas.

Del mismo modo y como pudo apreciarse en el único debate que ha tenido lugar  -el de Telemadrid-, Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Ángel Gabilondo (PSOE) huyeron del insulto y el tono faltón de PP y Vox, aportando toda suerte de datos oficiales que mostraban la radiografía socio-económica y sanitaria de Madrid, que no deja en buen lugar a Ayuso.

Con todo, la popular ha remontado los pésimos resultados cosechados en 2019 y la izquierda debería encajarlo con deportividad. Más Madrid, PSOE y UP deberían mantener la misma línea en la oposición durante los dos próximos años... porque esa es la buena noticia, tan sólo restan 24 meses para volver a tener la oportunidad de demostrar al pueblo de Madrid que las fuerzas progresistas tenían razón, que el Estado de Bienestar en Madrid está tocado de muerte con la derecha. 

Haría muy mal la izquierda rompiendo el espíritu mostrado en campaña de aquí a 2023, cuando haya que acudir a una nueva cita electoral. Habrá provocaciones de la derecha, nuevos insultos y amenazas veladas y ninguno, ni siquiera el lenguaraz Iglesias si decide continuar su labor de oposición han de entrar al trapo. Contra las balas, votos; contra las provocaciones, hechos. Ese ha de ser el mantra, aunque el fanatismo político niega, incluso, la misma realidad.


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