Ante una izquierda fracturada, Generación Z

 Pleno del Parlamento andaluz. – Parlamento de Andalucía

¿Terminará el CIS siendo un visionario? No se asusten, no abordaré esa cuestión, pero lo cierto es que cada vez más empresas demoscópicas que antes gozaban de credibilidad para la derecha ven cómo el PSOE se acerca al PP. Eso propicia que los de Feijóo piensen en un ‘superdomingo electoral’ autonómico que podría adelantar las elecciones en Andalucía. En esta región, todo el mundo anda ya con la calculadora, incluido el propio Juan Manuel Moreno Bonilla, que en plena crisis sanitaria por los errores en el cribado de cáncer de mama suda frío.  

El hecho de que esta semana el PSOE haya dado la espalda a casi 700.000 personas que habían firmado la iniciativa legislativa popular (ILP) para que las corridas de toros dejaran de ser patrimonio cultural español no es casual: con los tambores electorales resonando en Andalucía no quiere arriesgarse a pisar callos; prefiere cercenar la democracia y privar a la ciudadanía del debate en el Congreso.

Tampoco es casual que Moreno Bonilla corra con la lengua fuera fotografiándose en centros de salud, inundando sus redes sociales con publicaciones con la etiqueta #AndalucíaTeCuida mientras entre centro y centro se marca un Mazón, esto es, esquivar a periodistas para no atenderles con una soltura de delantero bético.

Mientras, en la izquierda, el avispero también se mueve. Asumida la fractura del ala más progresista y siguiendo con la tauromaquia, ninguno quiere que le pille el toro. En el flanco de Por Andalucía, que por el momento agrupa a Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz, Ernesto Alba ha presentado su candidatura para la presidencia de la Junta en las primarias de Izquierda Unida (IU). Los de Antonio Maíllo pretenden así azuzar a la coalición para que no baje la marea electoral y descubra que nadaba sin bañador, como pasó la última vez.

El hecho de que Alba sea el secretario General del Partido Comunista de Andalucía (PCA) es toda una declaración de intenciones. Más izquierda ante el auge del fascismo, también en las filas del PP con un Moreno Bonilla suscribiendo el racismo y xenofobia de la Declaración de Murcia. Advertía Alba en una reciente entrevista en Público que el PP ha convertido “Andalucía en la ley de la selva, si tienes pasta, tiras hacia delante, y si no tienes pasta pues te quedas atrás en una estera” y hacía un llamamiento a “juntarnos todas y todos” para “poder vivir felices y con dignidad”.

Por su parte, Podemos también cuenta ya con candidato oficialista a sus propias primarias: Juan Antonio Delgado, que en las elecciones de 2022 y tras presentar 14 minutos tarde la inscripción de Podemos en la coalición de izquierdas se quedó sin encabezar Por Andalucía, haciéndolo en su lugar Inma Nieto. Si en Madrid ya tenían claro que no quieren tocar a Sumar ni con un palo, imaginen Delgado. Sin embargo, no es lo que opina todo el mundo en Podemos Andalucía y, de hecho, su número dos, José Manuel Jurado, se descuelga, no sólo de las primarias de la formación morada, sino de las próximas elecciones, por estar en desacuerdo con la fractura de la izquierda. El coportavoz de Podemos en Andalucía entiende que la única manera de sacar a Moreno Bonilla del Palacio de San Telmo es jugando la baza de la unidad, no de la división. No opinan igual en Francisco Villaespesa.

Tampoco puede olvidarse a Adelante Andalucía, la sorpresa de esta legislatura, pues con tan sólo dos diputados no sólo se ha convertido en uno de los principales azotes de Moreno Bonilla, sino que ha conseguido llevar desde Andalucía al Congreso su iniciativa para la financiación gratuita de gafas para menores.

Con disparidad de opiniones en Podemos –esta vez parece que no se sacará a consulta de la militancia- y la izquierda fracturada –aún no se sabe qué harán Alianza Verde y Equo-, podríamos asistir a otra oportunidad perdida. En caso de una mejoría electoral del PSOE, todo indica que su apoyo electoral resultará insuficiente para mandar al PP a la oposición que, por otro lado, no dudará en volver a pactar con Vox para aferrarse al poder. Lo hará le cueste lo que le cueste, como ya demostró Moreno Bonilla en su primer gobierno o el PP en otras autonomías.

Desde que el PP llegara a la Junta de Andalucía, en contra de sus propios principios (perdió las elecciones), la izquierda no ha tenido una ocasión como la actual para desalojarlo del gobierno. Una izquierda que tiene alma, pero a la que falta cuerpo. La crisis sanitaria que vivimos con la gestión manifiestamente deficiente del cribado de cáncer de mama es un síntoma más de la Administración Moreno Bonilla. La semana anterior al estallido del escándalo, el presidente de la Junta se jactaba en el Parlamento andaluz de que las listas de espera relacionadas con el cáncer no superaban el mes. Ahora sabemos por Amama que hay "varias mujeres muertas por retrasos" en el diagnóstico del cáncer de mama.  

A la cola de prácticamente todos los indicadores nacionales de sanidad, el PP en Andalucía amenaza los derechos de las mujeres privándolas de su derecho al aborto, negando la violencia de género pese a encabezar la lista de asesinadas con diez mujeres en lo que va de año. Moreno Bonilla ampara el alquiler ilegal de pisos turísticos y arrastra los pies en cuanto se refiere a defender el derecho a la vivienda. Asumida, no sin pesar, la irresponsabilidad que ha llevado a la fractura de la izquierda, toca aferrarse a la reacción de los más jóvenes. Como ha sucedido en Nepal o ahora en Marruecos, es el turno para la Generación Z.

Lejos de debates artificiales que alimentan las huestes fascistas, como el de las pensiones, admito que sueño con que el activismo de esta generación, que llevo años viendo en las calles, se traslade también a la papeleta. Llega un momento, y en Andalucía estamos en ese punto, en el que uno entiende la desafección política,  incluso el rechazo al sistema, pero quienes no perdonan una cita con las urnas son quienes nos han traído a esta situación o, lo que todavía es peor, quienes nos quieren llevar a la España en blanco y negro. El activismo jamás ha de cesar, pero sus conquistas son más numerosas cuando en el poder corren vientos favorables. 

(Artículo en Público

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