La Sanidad andaluza, de Asisa a sisa

 El nuevo viceconsejero de Salud, Nicolás Navarro es hombre fuerte del PP andaluz y trabajaba hasta ahora para Asisa. – PP de Granada

Con su presidencia del PP andaluz revalidada, Juan Manuel Moreno Bonilla vive ajeno al sentir ciudadano. El escándalo del cribado de cáncer, lejos de ser un síntoma puntual del mal estado de salud de la Sanidad andaluza, forma parte de un cuadro clínico que evidencia los efectos de la privatización de este pilar del estado de bienestar. ¿Cuál es la respuesta del presidente andaluz? Acometer un nuevo cese en su equipo y nombrar viceconsejero de Salud al vicepresidente de la Diputación de Granada y jefe de Urgencias de un hospital de Asisa, Nicolás Navarro.

Desde que Moreno Bonilla asumió la presidencia de la Junta de Andalucía, el deterioro de la Sanidad Pública es evidente y demostrable. La estadística juega en su contra, porque las listas de espera se han incrementado y la región sigue a la cola en inversión sanitaria. Además, a pie de calle, cualquiera que tenga la desgracia de caer enfermo lo vive en sus propias carnes, comprobando cómo los tiempos para una simple cita con el médico de Atención Primaria se han disparado un 2.000%, pasando de 1 día a más de 20.

Mientras, Moreno Bonilla afirma que nadie como él ha defendido el sistema de salud, recurriendo al incremento presupuestario destinado a tal fin. Sin embargo, fuentes de CCOO del sector aseguran que más de la mitad de este montante va a parar directamente a la sanidad privada. Y la ciudadanía lo sabe y lo sufre, como refleja que de los algo más de 8 millones de personas que habitan Andalucía, casi 2 cuenta con un seguro privado. Sólo en la última década, cerca de 670.000 personas han recurrido a la sanidad privada al sentirse desamparadas por la pública.

La espera para Atención Primaria supera los 20 días, como puede comprobarse en ese pantallazo de la aplicación Salud Responde

Desde esa óptica, la gestión de Moreno Bonilla ha sido impecable, de manual: deteriorar los servicios públicos para que destaque la privada y, al mismo tiempo, inyectar a ésta un refuerzo económico para redondear la jugada por la vía de conciertos y de contratos de urgencia que siguen siendo investigados en los tribunales.

Estos hechos son de extrema gravedad, tanta que incluso hay una parte de la ciudadanía que reclama una suerte de activación del artículo 155 que retire, al menos temporalmente, las competencias sanitarias a Moreno Bonilla por dejación de funciones. A fin de cuentas, la crisis de los cribados ha evidenciado que la gestión sanitaria del PP ha sido letal en Andalucía.

En este contexto de indefensión de la población que reside en esta comunidad autónoma, Moreno Bonilla se aleja cada vez más de la ciudadanía. El pasado fin de semana, mientras él se daba un baño de masas con sus colegas de partido, vanagloriándose de cuán bien gobierna, las calles de todas las provincias andaluzas se llenaban con decenas de miles de personas reclamando una Sanidad pública de calidad, al grito de "más mamografías y menos cofradías". El PP ya no es que obvie estas manifestaciones, es que las menosprecia.

Moreno Bonilla subestima la paciencia y la inteligencia de la ciudadanía. ¿Cómo explicar si no que en medio del aluvión de críticas por sus políticas privatizadoras nombre viceconsejero a un alto cargo del PP que trabaja para Asisa? ¿Acaso no hay profesionales cualificados en la Sanidad pública que, además, conocen y padecen las carencias de este sistema de salud? Claro que los hay, pero cualquier profesional decente sacaría los colores a su gestión. Nicolás Navarro, el nuevo número dos de la consejería de Salud no lo hará.

El insulto a la inteligencia de la ciudadanía es de tal dimensión que Moreno Bonilla ni siquiera se ha molestado en evitar que su nuevo fichaje procediera de Asisa. Se trata de la misma compañía que contrató a Miguel Ángel Guzmán, el que también fuera viceconsejero de Salud y que en 2024 decidió abandonar la función pública para ser director médico de Asisa para Andalucía. En tan sólo cuatro meses durante la viceconsejería de Guzmán, las listas de espera se dispararon un 38%. Junto al resto de gestores del PP, consiguieron que uno de cada cuatro pacientes en lista de espera de España residiera en Andalucía.

¿Saben qué más sucedió durante la gestión de Guzmán? Pues que en los dos años y medio que estuvo en la consejería de Salud se adjudicaron a dedo contratos por valor de 43,6 millones de euros a 11 hospitales y clínicas privadas del Grupo Asisa en Andalucía. Ahora, con el fichaje de Navarro, se cierra el círculo de las puertas giratorias, siendo inevitable pensar que el zorro es quien cuida a las gallinas. La gestión sanitaria de Moreno Bonilla, de Asisa a sisa.

(Artículo en Público

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