Las cacerías del rey

Interesantísimo el artículo que aparece hoy en Público y que hace un repaso a la afición a la caza del rey Juan Carlos I y, por ende, a la paradoja que se produce con la afición de la reina Sofía a proteger a los animales. Como dato curioso, la desfachatez de la Casa del Rey, que ante el repaso a los safaris y monterías del monarca se sorprende: "¿El rey caza? Primera noticia. De sus actividades privadas, no tenemos información".

En cualquier caso y, sobre todo dirigido a todos los que apoyan la Monarquía y se llevan las manos a la cabeza por estas cacerías, ¿qué esperaban? Históricamente, todos los monarcas han sido cazadores. Debe de ser algo intrínseco y también hereditario en la sangre azul. Además, cuando el safari te lo pagan los súbditos, ¿cómo decir que no?

Dejando a un lado a la familia cuya partida presupuestaria fue en 2008 de cuatro millones de las antiguas pesetas al día -8,5 millones de euros al año-, paso a recomendar la lectura de un libro para este verano. Estrechamente ligado al oscuro mundo de los safaris y las cacerías, Javier Reverte realiza una radiografía del continente africano en su libro de viajes "El sueño de África".

La lectura de este libro no sólo le descubrirá lo exploradores en busca de los lagos, los aventureros de la construcción del ferrocarril o los grandes cazadores, sino que le enamorará con la luz, con el aire de este continente, como me pasó a mi hace años.

Descubrirán que, como nuestro rey, son muchos los blancos que acuden a las tierras africanas para cazar con rifles de miras telescópicas tan precisas que ya no tiene más mérito que apretar el gatillo sabiendo que segarás una vida. Leerán anédoctas como la referida a la llegada de los vehículos a motor a Nairobi. Entonces -hacia 1920- y tan sólo en una semana, dos americanos mataron en Serengeti a 323 leones desde un automóvil .

Buena lectura.
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