Decepcionante Carr

Pobre estreno de SIMO con una de sus ponencias estrella: la de Nicholas Carr, que convulsionó al mercado en 2004, al cuestionar si realmente la tecnología era tan importante para ser competitivo, y hoy ha sido capaz de dormir a las ovejas con la misma contundencia.

El pensador ha impartido una conferencia de corrido, carente de pasión y con las mismas conclusiones que cualquier consultor veinteañero que acabe de empollarse el manual de su empresa. En general, creo que el auditorio –poco nutrido, la verdad sea dicha- esperaba mucho más. Su exposición se ha centrado en alabar el fenómeno Cloud Computing que se ha venido desarrollando durante el último año y medio, fundamentalmente.

Carr propone el salto al software de infraestructura, que se diferencia del tradicional en el hecho de que se comparte. Ese es el gran cambio comparable al que en su día Henry Ford realizó en la industria con su nuevo modelo productivo. Esa ha sido la gran aportación de Carr… a grandes rasgos. Podría entrar en detalles, como su comparación de cómo los jóvenes sí le están sabiendo sacar el jugo al cloud computing a través de las redes sociales, compartiendo gratis música, ideas, fotos, aplicaciones y cómo las empresas debería hacer lo mismo. Pero no les quiero aburrir con lo escuchado tantas y tantas veces, sobre todo aquellos que sepan quién es Carr… como le sucedió al ilustre Juan Soto, pillado in fraganti bostezando, superado por el sopor.

Para el anecdotario, ha contado como el New York Times tenía que digitalizar sus archivos, nada menos que 4TB de ficheros TIFF que habían de convertirse en 11 millones de PDFs. ¿Cómo lo hizo? Con Amazon, en menos de 24 horas y por 240 dólares. Sólo hizo falta un empleado y 100 máquinas virtuales. Y me pregunto yo, si descontamos lo que hubo que pagar a Amazon, ¿qué le quedó al pobre que se comió ese marrón? Si es que mileuristas hay en todos sitios…
Mientras, en el pabellón 7, Microsoft invitaba a la prensa a un chocolate con churros, que le ha ganado la partida a Carr, y aprovechaba para presentar las novedades de la feria, encabezadas por el lanzamiento de Windows 7. Se trata, probablemente, del sistema operativo más esperado por parte de los usuarios, después de haber sufrido constantes quebraderos de cabeza con Vista.

Para todos los sufridores de Vista, anuncio importante: da igual la prestaciones de W7, lo que importa es que no tendrán que comprarse un ordenador nuevo, porque consume menos recursos que Vista. Es la primera vez en la historia de Microsoft que hace algo parecido.

Por lo demás, aún expectante y escéptico en cuanto a la feria, que está tratando renacer de sus cenizas, fruto de la dolorosa cancelación del año pasado. Entretanto, cuesta entender expresiones como “Acceso WiFi patrocinado por KubiWireless”, cuando este acceso no es gratuito o, por lo menos, a los chicos de la prensa ni se nos facilitan las claves o cuando 20 minutos después de la apertura de puertas de la feria, se caen los ordenadores para las acreditaciones. Toma network, qué mala suerte. Sobre todo teniendo en cuenta que la versión resucitada de la feria ha hecho lo posible por resucitarla, costara lo que costara. De hecho, ha renunciado a los ingresos –aunque no creo que fueran muchos- de las entradas a la feria, puesto que ha bombardeado Internet con códigos de acceso gratuitos.
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