Llámame tonto y dame pan... nuclear

Ya lo había barruntado Miguel Sebastián en el mes de julio: "habrá pelea por acoger el almacén de residuos nucleares" o, como les gusta decir a los técnico, el "Almacén Temporal Centralizado (ATC)". Y así ha sido.

¿El motivo? Es una inyección económica importante para la localidad: 800 millones de inversión, un parque tecnológico de investigación y, sólo en impuestos por los residuos, los pueblos de la zona recibirían hasta 12 millones de euros al año.

Con tanto dinero, los miedos, la reticencias, al menos de los políticos se esfuman. También es verdad, por otro lado, que en algún lugar hay que establecer ese residuo, pero no deja de sorprenderme este interés por los residuos por parte del ayuntamiento. A fin de cuentas, un parque tecnológico en un pueblo alejado -como es el caso de los mencionados- no termina de ser buena idea. Mírese si no a Walqa (Huesca), cuyo despesgue es mucho más lento de lo que esperaban cuando se inauguró. Así, nos quedamos con pocos puestos de trabajo y mucho dinero.

Hay quien se pregunta por qué no apuestan por las centrales, que traen empleo, en lugar de por almacenes y, si no fuera porque España debe ir mirando hacia otras fuentes de energía, tendría toda la razón. Alguno de los pueblos, como Ascó, ya tienen reactores nucleares.

Me pregunto qué opinarán los ciudadanos de estos pueblos. Me pregunto si revertirá todo ese dinero en el pueblo o se quedará en otros bolsillos. Me pregunto, en esencia, qué opinan los habitantes de estos pueblos y si suele les da auténtico pavor que construyan una cárcel a las afueras, ¿qué pensará del 'almacén temporal centralizado'? ¿se quedarán con el 'llámame tonto y dame pan'?