Saramago, azote de la Iglesia

¿Se imaginan a Cristo viviendo con María Magdalena e intentando escapar de la crucifixión? José Saramago ya lo hizo, hace 20 años con su novela El Evangelio según Jesucristo. Entonces, ya puso del revés algún que otro alzacuellos. Ahora, vuelve a las andadas.

El Nobel de Literatura nunca se ha caracterizado por morderse la lengua y, en esta ocasión, ha soltado algunas perlitas como que ''la Biblia es un catálogo de crueldad y de lo peor en la naturaleza humana''. Como campaña de marketing de su libro Caín no tiene precio, pero es que Saramago siempre ha sido especialmente crítico con la Iglesia católica.

Hace tan sólo unos días acusó al papa Benedicto XVI de "cinismo", sosteniendo que a la "insolencia reaccionaria" de esta Iglesia hay que responderle con la "insolencia de la inteligencia viva". Ese día, hizo otra reflexión: advirtió que en Europa está creciendo el fascismo y se mostró convencido de que en los próximos años "atacará con fuerza". Y eso, me van a perdonar pero la Historia así nos lo revela, beneficia a la Iglesia Católica.

Es una realidad que los líderes espirituales de esta religión no han considerado oportuno condenar esos tiempos pretéritos -salvo, claro está, cuando cayeron los de sus filas-. Esos a los que no condena, pues, no irán al infierno, si es que éste existe. Mejor. Porque lo que me preocupa no es que exista ese inframundo, lo que me preocupa es su aforo. ¿Cabremos todos?