Somos siendo

Admito sin ningún tipo de rubor que Mario Conde siempre me ha desperado admiración. No sé si es porque los 'canallas' tendemos a sentirnos atraídos los unos por los otros, pero siempre ha sido así. Aún hoy, cuando escucho alguna intervención suya, sin compatir muchas veces lo que dice, me quedo con ello. El otro día, no sé cómo le convencieron, acudió a El gato al agua, en Intereconomía TV, y si lo comparabas con el resto de contertulios, era como un oasis en el desierto. Marca la diferencia.

Recomiendo La contra de La Vanguardia de hoy, que firma Ima Sanchís, en la que Conde deja perlas como que el sistema en que vivimos "se compone de una serie de subsistemas (político, financiero y mediático) entrelazados por intereses. Modelo que fomenta sujetos sin una escala de valores aceptable". Qué verdad tiene, incluso aplicándose a él mismo.

Qué quieren que les diga. Conde me parece que es uno de los buenos dentro de los malos o uno de los malos dentro de los buenos, pero fuera como fuere, al menos pagó su deuda -en mejores condiciones que otros cierto-. Admite que "tenía poder financiero, industrial, mediático y personal (conectaba con la opinión pública). Es muy difícil en ese contexto sustraerse a la vanidad y al ansia de poder". Algo que se echa en falta en muchos corruptos... o imputados.

"¿En qué le han cambiado estos años?", le pregunta Sanchís.
"Somos siendo, un gerundio constante", responde.
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