Vacuna contra la desconfianza
Nunca había visto tanto alarmismo y tan escepticismo juntos y a un tiempo como el que existe en torno a la vacuna contra la gripe A. Las autoridades recomendaron que ni siquiera nos besáramos, en las cajas de las gasolineras vendían -e insistían- gel desinfectante, los comentarios en bares, trabajo, puertas de los colegios eran de extremada preocupación... y, al mismo tiempo, Internet se llenaba de vídeos y presentaciones PowerPoint sugiriendo que detrás de todo este alarmismo lo único que se esconde son intereses económicos de las grandes farmacéuticos... a fin de cuentas, causa menos bajas que la gripe estacional. La controversia surge, incluso, entre los mismos cuadros médicos.
Pero el hecho es que alrededor de esta vacuna siempre hubo mucha reticencia por parte de los grupos de riesgo... aún a pesar del vídeo de una monja haciendo campaña. La sugerencia ayer, por parte de la Organización Mundial de Salud (OMS), de que tan sólo bastaría una dosis en lugar de las dos inicialmente preescritas incrementan la desconfianza. Mientras la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) ha de estudiar la propuesta y decidirá algo la semana que viene, muchos padres ya han decidido que no vacunarán a sus niños con lo que a sus ojos es "una vacuna precipitada, poco probada y que no se aclaran si hace falta una o dos dosis".
España ya tiene 37 millones de dosis, previstas para vacunar al 40% de la población -ahora, al 80%-, y había encargado 17 millones más. Sobran, vaya. Se baraja la posibilidad de donar a países más pobres las vacunas sobrantes; imaginen si países como Suecia, Noruega, Finlandia, Malta o Bulgaría no han podido garantizar su acopio de vacunas, en qué situación se encontrarán los países del Tercer Mundo. La OMS va a distribuir en los próximos 4 meses 60 millones de dosis -cifra ridícula a todas luces- con lo que apenas cubre el 2% de la población del centenar de países en desarrollo, una población cifrada en 3.000 millones de habitantes.
A ver cuánto tiempo tardan en aparecer los comentarios de, ¿por qué donamos a los pobres de fuera con la pobreza que hay dentro? Recuerda aquella frase de facultad de Periodismo: "los muertos kilométricos, no cuentan".
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