El Corte Inglés mira a los casinos

Si hace dos días supimos que Rajoy se reunió en secreto con el empresario de los casinos Adelson para suplicar pedir que acelere la construcción de Eurovegas antes de diciembre de 2013, hoy sabemos que en su gira por España el magnate trata de meter a El Corte Inglés en el proyecto. A fin de cuentas, de los 17.000 millones de euros que requiere el proyecto, Adelson tan sólo pone encima de la mesa un tercio, el resto no se sabe aún de dónde saldrá... presumiblemente de otros socios, como sería la empresa de Isidoro Álvarez, que pasaría a ser proveedor, sin olvidar los préstamos bancarios de las entidades a las que todos los españoles ya hemos inyectado más de 52.000 millones de euros desde que arrancara la crisis.

El Corte Inglés ha ocupado durante muchos años el lugar que hoy ostenta Inditex, esto es, ejemplo de empresa española de éxito. Sin embargo, y como también sucede con Inditex o la propia Vegas Sand de Adelson, tras esa imagen se oculta infinidad de denuncias de explotación, precariedad, discriminación de género, etc.

Cuando hoy he leído la noticia de Eurovegas, tres anécdotas sobre El Corte Inglés me han venido a la mente. La primera de ellas, cómo hace años la empresa seleccionaba rigurosamente a sus trabajadores, invadiendo incluso su intimidad. Recuerdo cómo, en mi niñez, una mañana sonó el timbre de casa y al abrir mi madre se encontró con una persona de estos grandes almacenes que pedía referencias sobre mi vecina del 4º, que quería trabajar como dependienta.

La segunda: recuerdo cómo durante muchos, muchos años, nadie jamás publicó una mala noticia sobre El Corte Inglés: la retirada de una de sus campañas publicitarias en un periódico suponía un varapalo a la cuenta de resultados que nadie quería afrontar. El diario económico El Economista asumió el riesgo cuando nació para tratar de dar una imagen de imparcialidad y pagó el precio... y muy caro.

Y la tercera y más reveladora del proceder de este tipo de compañías: una alto directivo, ya jubilado, de El Corte Inglés me confesó en una ocasión cómo la compañía concedía tarjetas a sus altos cargos para poder comprar en sus grandes almacenes durante todo el año sin pagar, desde ropa, comida, muebles, electrónica o viajes, entre otros. Al final del año, cada directivo era objeto de una exhaustiva auditoría, enfrentando todos los costes que suponía como trabajador (incluidas todas estas compras) con la riqueza que hubiera generado, es decir, qué decisiones, ideas o gestión había realizado durante ese año para, o bien ahorrar o bien ingresar más dinero a la empresa. Si el saldo de esa auditoría era negativo, estabas en sus manos, porque pasabas a deberle esa cantidad que se descontaría del sueldo del año siguiente o a través de nuevos servicios. Uno de estos servicio pasaría, por ejemplo, por presentarse voluntario para desplazarse al nuevo centro comercial de Ceuta, aunque tu lugar de residencia fuera Vigo.

En suma, siempre ha habido algo en la empresa de Isidoro Álvarez que nunca me ha gustado. Y, de asociarse con Adelson, sumará un motivo más.
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1 comentario

  1. Todo eso esta muy bien (¿?) pero ..

    Supongo que habrá empresas que "te gusten" que cuenten con "tu aprobacion personal" Que no te causen "repeluco"

    Supongo...( un poner)

    Ahora coge todas esas empresas que tanto te entusiasman y

    Suma los puestos de trabajo que crean
    Suma los impuestos que pagan a Hacienda
    suma las inversiones que hacen en España

    ¿Cuanto te sale? Nada o casi nada ¿verdad?

    De tus gustos personales, malamente podria vivir la gente normal.

    !Aterriza hombre! !Aterriza!

    Aunque da igual que te lo expliquen porque "Aprender" es algo "Franquista":

    __________________________

    "La peña no quié aprendé" -


    –¡Pero profe, si la peña no quié aprendé!

    La sentencia, según su destinatario, Antoni Dalmases, la más sensacional, clara y sinceramente demoledora cogitación que se había escuchado en aquel recinto durante los últimos veinte años, surgió de los labios de cierto David, contumaz repetidor de tercero de ESO e inquilino habitual de la sala de expulsados de un instituto de Sabadell. De ahí que el profesor Dalmases, toda una vida de dedicación a la enseñanza pública, haya decidido inmortalizarla en "Caos a les aules", su reciente libro-esquela sobre los estragos acaso ya irreparables de la Logse entre la peña. Precisa radiografía y diagnóstico clínico de esa carne de cañón, la que no quié aprendé y permanece estabulada obligatoriamente en las aulas hasta los dieciséis años, que hoy ejerce –como el resto de los días del año, por cierto– su inalienable derecho a la huelga indefinida.

    Momento procesal, el que coincide con las bullangas escolares, en que sesudos expertos y arbitristas de todo pelaje y condición dan en buscar la piedra filosofal del éxito pedagógico. Sin embargo, no hay misterio alguno oculto tras esos indicadores tercermundistas, como los que acaba de ventilar la Unesco a propósito de nuestro sistema presuntamente educativo. En los colegios e institutos españoles se seguirá sin aprender nada mientras no se desaloje de los pupitres a la peña que no quié aprender. Así de simple. Una obviedad de Perogrullo que, por cierto, nada tiene que ver con la tan manida cantinela de los recursos financieros. Nada en absoluto.

    Sépase que Estados Unidos invierte en cada estudiante mucho más que cualquier otro país desarrollado. No obstante, cuando se difunden informes internacionales a propósito de los conocimientos de los educandos, la nación entera debe mirar al suelo, avergonzada. Al respecto, es fama que los "neofranquistas" nórdicos y asiáticos – Finlandia, Singapur, Corea del Sur, Japón, Hong Kong– acaparan por norma los primeros puestos. Y dar con la explicación a tan abrumadora hegemonía facciosa igual se antoja sencillo. No hay tampoco inextricables arcanos. Sucede que un adolescente japonés carga con cinco veces más tareas escolares por semana que un español, dispone de sesenta días más de clase al año y debe superar exámenes que en verdad merecen ese nombre. Y el que no quié... a otra cosa."
    __________________


    Pero como no quiés aprendé, va a ser dificil que aprendas nada.

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