Atentado de Estado: 6,2 millones de parados

La convocatoria del 25A, Asedia al Congreso, no tuvo el resultado esperado por nadie, ni por sus organizadores ni por el Gobierno. Los primeros esperaban dar muestras del poder social, de cómo la unidad del pueblo indignado podría poner en jaque a quienes conducen a la ciudadanía al sufrimiento y la exclusión. El Gobierno, por su parte, ansiaba una masiva ola de manifestantes violentos que respaldaran las tesis de los conservadores a la hora de tachar a estos movimientos como de radicales de extrema izquierda. La realidad fue que sólo acudieron unas 3.000 personas y el número de detenidos fue incluso inferior que en otras convocatorias anteriores sin la consideración de riesgo, a diferencia de la de ayer.

Hoy el propio Gobierno y muchos de los ultraconservadores y neoliberales que lo respaldan tratarán de justificar el bajo número de manifestantes de ayer con la teoría de la "mayoría silenciosa" de Rajoy, es decir, con ese planteamiento falaz de que el Gobierno del PP cuenta con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía. No es así, en absoluto y si algo demuestra la convocatoria de ayer es el poder de cohesión que tienen movimientos sociales como el 15M y sus periféricos como Acampada Sol o Democracia Real Ya, entre otros. El hecho de que el 25A no contara con el respaldo del 15M es una de las principales causas de la baja asistencia ayer de manifestantes y constata el verdadero poder del movimiento quincemayista.

Con todo, un país con 6,2 millones de desempleados en los que ya casi hay 2 millones de hogares con la totalidad de sus miembros en paro debería echarse a las calles, beber de las aguas del manantial que un día fue el 15M y convertir lo que fue un arroyo en un auténtico torrente que barra de una vez por todas a un Gobierno que no ha hecho más que encadenar fracaso tras fracaso. Es el poder social el único que puede recuperar el espacio que desde La Moncloa y desde Bruselas han arrebatado a la ciudadanía.

Precisamente desde la Unión Europea se pedía ayer a Rajoy que después del Consejo de Ministros de hoy anuncie las nuevas reformas para enderezar el rumbo pero, ¿cómo enderezar lo que ellos, tanto la UE como nuestro Gobierno, han provocado con su austeridad desmedida y su neoliberalismo feroz? De nuevo, se volverá a caer en los mismos errores: esta crisis estafa tuvo su origen en las deficiencias del capitalismo, que agoniza como modelo. Sin embargo, a la muerte del capitalismo se le han aplicado más soluciones capitalistas y el resultado es un 20% de la población española en el umbral de la pobreza, los jóvenes saliendo por miles del país para mal ganarse la vida en el extranjero y la destrucción de casi 1,2 millones de empleos. ¿Quién puede todavía defender este modelo neoliberal que se lleva por delante más vidas que cualquier otro acto violento? Esos 6,2 millones de parados, en gran parte propiciados por la penosa reforma laboral, no son más un atentado de Estado perpetrado por el Ejecutivo de Rajoy.

La situación del país es crítica, por mucho que desde el Gobierno y la patronal se venda a España como "una tierra de oportunidades" y, por este motivo, la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros debería estar hoy presidida por Mariano Rajoy, compareciendo en persona, sin escudarse en una pantalla de plasma, y dedicando cuanto tiempo sea necesario a responder a las preguntas de los periodistas. De no hacerlo, debería ser la gota que colmara el vaso, la última palada de su fosa profesional que aguarda engullir su cadáver político.
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