El paso del Papa Francisco por la Eurocámara ha vuelto a convertirse en una perfecta acción de marketing del Vaticano, cuya onda expansiva ha alcanzado, incluso, a Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos ha declarado en varias ocasiones su
interés en conversar con el pontífice, convencido de los puntos en común
que comparten. Y es que si por algo se ha caracterizado el Papa ha sido
por lanzar mensajes de lucha contra la pobreza y la desigualdad... en
teoría, lo que cualquier Papa debería hacer, pero sus fieles -y los no
tan fieles- han conseguido que lo normal se convierta en extraordinario, lo que no deja en muy buen lugar a sus antecesores.
Sin
embargo, ha pasado más de un año y medio desde su llegada al Vaticano y
el pontífice no ha tenido más que palabras y algún que otro buen gesto,
pero ninguna acción de relevancia, mucho menos encaminada hacia la
profunda renovación que requiere la Iglesia que lidera.
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