El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, lanzaba ayer duras acusaciones de chantaje sobre algunos miembros del Cuerpo Nacional de Policía.
Los acontecimientos desde entonces o se han sucedido o se han dejado de
suceder -uno ya no sabe qué es peor-. Lo aclaro de manera esquemática
con las siguientes dos hipótesis:
1.- Ignacio González dice la verdad. Esto
significaría que en el Cuerpo Nacional de Policía hay todavía más
indeseables de los que muchos ya pensaban. Si parecía evidente que en
secciones como la UIP (Unidad de Intervención Policial), por ejemplo, es
imperativa una depuración de arriba a abajo, ahora vemos que en los
estamentos superiores podría suceder los mismo. ¿Comisarios que
chantajean con fines políticos? Sería duro de encajar... más aún si el
resto de policías honrados guardan silencio y cierran filas en torno al
cuerpo como acostumbran cada vez que salen a la luz hechos que puedan
empañarlo.
Por otro lado, si González
efectivamente dice la verdad y fue chantajeado, no dice mucho a su
favor, pues no sólo mintió al a ciudadanía el año pasado cuando dijo
ignorar las investigaciones de que estaba siendo objeto sino, además, de
su honorabilidad por no haber hecho público el chantaje de que estaba
siendo víctima.
2.- Ignacio González miente. Esto
significaría que con tal de salvar su pescuezo político al presidente
de la Comunidad de Madrid ya no le basta con mentir a la ciudadanía como
ya de hecho ha mentido en múltiples ocasiones; ahora, además, salpica
porquería al Cuerpo Nacional de Policía y no le importa arruinar la
carrera de profesionales inocentes. Su crédito político se iría al
traste y con él, el humano, pues además de corrupto se retrataría como
un tipo sin escrúpulos capaz de hacer lo que sea por salirse con la
suya. Un tipo peligroso, vaya.
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