Vídeos cortos de consumo masivo
TikTok no parece que sea realmente el peligro para la seguridad nacional que tanto Joe Biden como Donald Trump vendieron. Si lo fuera, el republicano no habría pegado una patada adelante por tercera vez a la prohibición de la compañía china en EEUU. La empresa matriz, ByteDance, disfrutará de una nueva prórroga de 90 días, durante los cuales podrá seguir funcionando contraviniendo la ley que lo prohíbe, salvo que cambie su titularidad a una empresa estadounidense. La red es golosa de cara a una adquisición, no sólo por su base de clientes, sino por hacerse con una las claves de su éxito: su algoritmo.
Las negociaciones arancelarias con China y, sobre todo, las presiones de los más de 170 millones de usuarios de TikTok en EEUU, en un momento en el que la popularidad de Trump se ha desplomado, parecen estar detrás de este nuevo salvavidas para la red social china. La decisión no está exenta de polémica, tachándola incluso de ilegal, pues impone una orden ejecutiva del presidente a una ley aprobada por el Congreso.
Desde que TikTok entró en el mercado estadounidense en 2016 es una historia de éxito empresarial, con un negocio en EEUU valorado en cerca de 50.000 millones de dólares. Estos resultados, que se extienden a otras partes del mundo, es lo que ha propiciado que aparezcan rivales como Instagram Reels o YouTube Shorts, que podrían pescar en el lago de anunciantes de ByteDance si se consuma la prohibición.
Merece la pena echar un vistazo más de cerca a YouTube Shorts, la fórmula de YouTube para subir a la red vídeos de menos de un minuto que, en el caso de España, desembarcó a mediados de 2021, cuando se produjo el lanzamiento mundial. Desde entonces, según ha indicado en la última edición del Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions su director general, Neal Mohan, YouTube Shorts ya cuenta con 200.000 millones de visualizaciones diarias de media, frente a cerca de 1.000 millones que disfruta TikTok. En marzo del año pasado, la media era de 70.000, lo que supone un crecimiento de cerca del 186%.
No es mala cifra para celebrar el 20º aniversario de YouTube, creado en febrero de 2005, precisamente, con un vídeo en el zoológico de San Diego de 18 segundos (arriba). Tal y como explicó Mohan, gracias a los televisores inteligentes que se conectan directamente a internet, cada día se ven más de mil millones de horas de contenido en la ‘caja tonta’. Ha conseguido trascender al móvil, la tableta o el ordenador y, hoy en día, para más de la mitad de los 100 canales de YouTube más vistos del mundo, el televisor es su primera pantalla. Esta red se ha sabido adaptar a los nuevos formatos, como demuestra que también haya lugar para el podcast, con 1.000 millones de espectadores cada mes.
YouTube Shorts es otra prueba de esa capacidad de adaptación a las nuevas tendencias, muchas veces cuestionadas por su clara incidencia en el aumento de las adicciones digitales. Según un estudio de investigadores de la Central China Normal University de Wuhan (China) y la Universidad de Manchester (Reino Unido), publicado en marzo en Nature, el número de usuarios de vídeos cortos en China ya supera los 1.000 millones, lo que supone el 96,4% de la base general de usuarios de internet. De ese millar de usuarios, 200.000 son adolescentes, con una tasa de uso entre los menores del 65,3%, que se dispara hasta el 67,9% entre los estudiantes de secundaria. Aunque el estudio matiza que la adicción entre los más jóvenes tiene un alcance más global (medios digitales, redes sociales…) y requiere un enfoque integral, es evidente que el consumo de vídeos cortos se han convertido en uno de los principales vectores de adicción.
Todo vale para captar la atención tanto de creadores como de espectadores y YouTube no ha perdido el tren de la Inteligencia Artificial (IA). Desde que hace unos seis meses se puso en marcha la funcionalidad de doblaje automático de sus vídeos en nueve idiomas diferentes, ya se han doblado con IA más de 20 millones de vídeos… y próximamente se añadirán once idiomas más.
En esta misma línea de aprovechar los vientos de cola de la IA, el consumo de vídeos cortos se va a ver ahora espoleado con la llegada a finales de verano de Veo 3, la tercera versión del modelo de generación de vídeo con IA de YouTube con la que es posible crear fondos y videoclips, lo que también genera profundo malestar en los creadores de contenido sin IA, que sienten amenazados o vulnerados sus derechos de autor. A fin de cuentas, casi con total seguridad, Veo ha sido entrenado aprovechando sus obras existentes, sin que hayan recibido no ya una remuneración, sino siquiera una solicitud expresa de consentimiento de uso.
(Artículo en Público)
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