La ansiedad se expresa

El pasado fin de semana, los informativos avanzaban el ingreso del juez Baltasar Garzón en una clínica madrileña como consecuencia de una crisis de ansiedad. La noticia cobró mayor peso por verse mezclada con la polémica surgida tras la cacería sin licencia en compañía del ahora ex ministro de Justicia Celestino Corbacho*. Tanto revuelo, unido a la lista de casos de envergadura que se le acumulan y a que siempre que surge uno gordo, está él de guardia, debieron pasarle factura.

Con motivo de esta crisis de ansiedad, podía leerse ayer un artículo en el diario Público en el que abordo el fenómeno de la somatización o, por decirlo llanamente, cómo la ansiedad y el estrés encuentran en ocasiones una expresión corporal sin relación aparente. Así, entre los síntomas que podemos encontrar cuyo origen en ocasiones únicamente es nervioso, se encuentra el colón irritable, vértigos y mareos, palpitaciones, dermatitis, dolor pelviano crónico, fibromialgia, dolor lumbar crónico, síndrome de fatiga crónica, dolor precordial atípicoo disfunciones sexuales, entre otros.

Uno de los puntos más interesantes, resultado de los últimos estudios realizados, es la detección del colectivo inmigrante como uno de los más afectados. Tal y como explica el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Tomás Palomo, "la inmigración es un factor de riesgo en sí a la hora de padecer enfermedades psiquiátricas y estos pacientes padecen con mayor frecuencia patologías mentales”, que pueden llegar a desencadenar en síntomas psicosomáticos. El ambiente receptor en el que se desenvuelve el inmigrante, muchas veces hostil, desemboca en la presencia de reacciones de estrés postraumático o trastornos de somatización, tales como expresión del dolor en el cuerpo a través de síntomas digestivos, cardíacos y musculares. Así pues y por si el inmigrante no tuviera demasiados problemas, ser inmigrante es un factor de riesgo para padecer ansiedad y estrés y, por tanto, somatizar.

*APUNTE: Si ahora el presidente Zapatero elogia la decisión de Corbacho tras su dimisión, ¿qué mensaje nos transmite cuando él lo defendió a capa y espada los días previos? ¿Acaso nos dice que este que Gobierno protege siempre a los suyos, aún cuando no sea lo correcto? El presidente Zapatero debería hacer autocrítica y asumir que probablemente, en esta ocasión, su apoyo incondicional no estaba en absoluto justificado. Ya sé que es complicado admitir esto cuando la oposición lame sus heridas sin dejar de morder al 'enemigo', pero la política es así: al César lo que es del César.
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