Tu lugar en el menú de PP y Vox

 El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, junto a Moreno Bonilla. - PP

Esta semana El Correo de Andalucía adelantaba la retirada por parte del Ayuntamiento de Sevilla (PP) de un cuadernillo escolar sobre educación afectivo-sexual.  No se trata sólo de una nueva concesión al fanatismo de Vox; es un avance más de lo que está por llegar si se confía el voto a cualquiera de las derechas: la represión, el recorte de libertades, la imposición de un pensamiento retrógrado y anticonstitucional. Desconfíen de quienes más enarbolan la bandera nacional y se golpean el pecho con la Constitución porque son quienes más pisotean ambas.

El cuadernillo de educación afectivo-sexual que editaba el Ayuntamiento de Sevilla contaba con aval pedagógico y era puesto a disposición del profesorado como material de apoyo por sus talleres extracurriculares de asistencia voluntaria. Sin embargo, PP y Vox sienten que transmitir al alumnado cuestiones básicas sobre su sexualidad es sobrepasarse. Deben de pensar que siempre es mejor que sus hijos e hijas se inicien en la materia a través de la pornografía en internet a partir de los ocho años, como revelan las estadísticas. ¿Por qué confiar que sea un experto en la materia quien eduque a los menores cuando lo puede hacer online un tipo hipermusculado con lecciones como “no hay mamada sin arcada”?

Transmitir, como hacen estos cuadernillos, que "las relaciones sexuales deben estar basadas en el respeto, la igualdad y la responsabilidad. Cada persona es dueña de su cuerpo: nadie puede tocarlo sin su consentimiento" parecen agraviar a PP y Vox. Extraigan sus conclusiones, no resulta complicado. El Ayuntamiento de Sevilla ha eliminado los enlaces en su página web para la descarga del material, eso sí, sólo de los cuadernos de educación-afectivo sexual para cualquiera de los ciclos educativos.

La polémica por esta retirada de los cuadernillos es un síntoma más del mal que amenaza al país. ¿Recuerdan cuando en pleno debate de las elecciones andaluzas de 2022 la entonces candidata de Vox Macarena Olona sacó estos cuadernillos atribuyéndoselos a la Junta de Andalucía? Juan Manuel Moreno Bonilla se rio de la ‘paracaidista’ ultra y no vertió ni una sola crítica sobre el contenido del material didáctico. Tres años después las cosas han cambiado mucho. El PP no duda en recurrir a la mentira, alegando que se está revisando el contenido de los cuadernillos, mientras que Vox admite abiertamente que responde a una de sus contrapartidas para apoyar los presupuestos municipales.

De ahora en adelante todo irá a peor, no sólo en Andalucía, también en el resto de España. No hay una sola encuesta en la que Vox no esté comiendo terreno al PP. Entre la dependencia de la formación fascista y la amenaza electoral que ésta representa, Alberto Núñez Feijóo ha optado por plagiar sus políticas ultra sin guardar ya el más mínimo disimulo. Esta misma semana, el mismo Santiago Abascal no salía de su asombro al comprobar cómo desde Génova replicaban palabra por palabra su discurso. El mantra "la nacionalidad española no se regala” de Feijóo ya fue pronunciado con esas mismas palabras por el líder de Vox.

Mientras Isabel Díaz Ayuso sigue haciéndole la cama a Feijóo y se relame de gusto por su inminente festín, el gallego continúa sin ver cuán desdibujado está. Inexplicablemente ajeno a esa realidad, la estrategia que ha marcado para el PP es la de su abrazo a la extrema derecha en cualquier materia: inmigración, aborto, educación… Y, como tantas veces se ha repetido, entre la copia y el original, el electorado prefiere el original.

El problema que subyace es que las derechas ya no sólo hacen tambalearse nuestro estado de bienestar desmantelando pilares como la Sanidad o la Educación, sino que también torpedean nuestro estado de derecho, nuestra misma convivencia. Sería un grave error quedarse en lo anecdótico de la retirada de los cuadernillos de educación afectivo-sexual; va mucho más allá. En primer lugar, porque dado que iba dirigido a actividades voluntarias priva de ese material de apoyo al alumnado cuyos padres y madres sí quieren que sus hijos e hijas tengan una referencia afectivo-sexual distinta al porno.

El sectarismo del que PP y Vox tienden a acusar a la izquierda es, en realidad, el que ambos partidos ejercen contra la ciudadanía tratando de imponer su ideología. Hoy es ese cuadernillo, pero antes fue el feminismo, la violencia de género o la diversidad sexual, entre muchos otros. Mañana será la discriminación del más vulnerable, la impunidad del rico… Si creen que esto ya se da, aunque no goce del reconocimiento institucional, imaginen si nos gobernara un partido que verbaliza sin tapujos su apuesta por bombardear los cayucos de personas migrantes o el Open Arms.

Ser de izquierda es mucho más difícil que de derecha, que prioriza el individualismo. Apoyar la visión de PP y Vox es más cómodo en el día a día, porque uno no tiene que pensar en el impacto medio ambiental, en el bienestar de las personas sin hogar o en la solidaridad con la inmigración. Votar a PP y Vox es balsámico porque no hay que preocuparse de que los hombres asesinen a las mujeres por ser mujeres –la violencia de género no existe-, no hay que hablar de drogas y sexo con nuestros hijos e hijas y tampoco acercarnos a otras culturas –la nuestra es la mejor-.

¿Saben qué sucede? Que cuando estas derechas apliquen sus primeras políticas para quitarse de en medio a quienes hoy más les molestan, ¿a por quiénes creen que irán? El bienestar de la élite, tal y como PP y Vox lo conciben, no parte del bienestar común, sino de la explotación de los de abajo. Sus políticas son cada vez más indistinguibles, como vemos hoy en Sevilla con los cuadernillos, y siempre quieren más. Su voracidad no tiene límites. Pregúntense en qué lugar de la pirámide social se encuentra usted, porque quizás sea el siguiente en su menú, el próximo en sufrir los envites ultras. Para entonces, será tarde lamentarse de haberles concedido el pasaporte para el gobierno.

(Artículo en Público

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